martes, 1 de octubre de 2019

Treinta años de avalancha

Expandiendo un poco el conocido tango, diríase que treinta años no es nada. Vistos en retrospectiva, han pasado volando, y uno no puede evitar preguntarse ¿ya han pasado treinta años?. Pero el tiempo es elástico y extraño, y en ese tiempo que ahora parece breve han pasado muchas cosas: para empezar, hemos crecido, nos hemos hecho adultos. El mundo también ha cambiado mucho: hace treinta años aún duraba la guerra fría, no había móviles ni internet (no al menos a pie de calle), y nos manejábamos en pesetas. 

La vida era ligera entonces. Pero de un día para otro empezó la pesadez, se deslizó una avalancha que aún dura, y que no va a parar hasta que la muerte, que la puso en marcha, venga a ponerle el punto final. 

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