miércoles, 6 de febrero de 2019

Santidad

Fue ladrón y asesino. Violó. Pegó. Estafó. Vejó. No tuvo escrúpulos y se llevó por delante a todo aquél que se interponía entre él y sus deseos. Acabó linchado y arrojado a una grieta en el monte. Las correrías fueron tan sonadas y temidas, que toda la zona quedó impregnada de un halo maldito, hasta el punto que se generaron leyendas sobre espíritus malignus que rondaban los bosques. Pero quiso el azar que se reunieran las condiciones necesarias para que su cuerpo se conservara casi intacto, y unos siglos más tarde fue encontrado. El hallazgo del cadáver incorrupto fue tomado como una señal de santidad de aquel desconocido, y desde entonces el cuerpo de ese desalmado es venerado y se le piden favores. Hasta se ha construido un pequeño templo sobre la grieta, en la que se expone el cadáver en una vitrina y todos los años se organizan romerías. 

No hay comentarios: