jueves, 28 de febrero de 2019

Constelaciones nietzscheanas

He estado trece años buceando en la obra de Nietzsche para hacer mi tesis. No es un autor fácil debido a su estilo aforístico, en el que concentra mucho en muy poco espacio. Si además le añadimos su aversión a los sistemas y el gusto por el juego, la máscara y la contradicción, nos enfrentamos a un reto importante si queremos tomarlo en su totalidad. Son miles de aforismos que tratan asuntos diversos, pero a los que se puede sacar alguna relación. Al igual que con las estrellas, que están ahí cada una en su sitio, con los fragmentos de Nietzsche se pueden establecer constelaciones: relacionarlos de algún modo y otorgarles una forma que los englobe y a través de las cuales orientarnos en su universo. Es algo que cuadra con su pensamiento, puesto que en el fondo es una cuestión de perspectiva, y posiblemente podamos extraer tantas constelaciones como personas hay. Sin embargo, tampoco se trata de unir al azar, puesto que, tal y como señala Jünger, los aforismos nietzscheanos son como islas, que desde la superficie del mar son independientes entre sí, pero que están unidas en el fondo. La gracia está en ver y establecer esa unión, que no sería única, ya que en Nietzsche hay varias líneas de fuerza que quiebran sus ideas. Y sin embargo, tampoco todo vale, precisamente por esas líneas de fuerza.

Yo he intentado mi propia constelación, tomando como hilo conductor la salud y la enfermedad. Creo que he salido medianamente airoso. ¿Sería capaz de buscar algún otro hilo del que tirar?

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