jueves, 21 de junio de 2018

Fiestas

No me gusta el turismo de fiestas. La fiesta es algo sagrado (en el sentido profundo), y creo que es para las gentes del lugar, aunque también pienso que en buena medida las fiestas más conocidas perdido su significado, en parte debido a la masiva afluencia de foráneos, que las desvirtúan y las convierten en otra cosa. Tanto, que en buena medida han dejado de ser una conmemoración del sitio para convertirse en una ocasión para el negocio y de cara a la galería, sólo vivido en su autenticidad por unos pocos. Por eso no me gusta ir a fiestas ajenas, por respeto y porque me siento como un intruso (a no ser que vaya, digamos, acompañado por alguien que sea de allí). 

Nos quedamos en el comer, el beber, la música... pero la fiesta es algo más que eso. Igual en todas partes, pero sin ser lo mismo. 

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