Quien para hacerse valer ha de destruir lo que otros han hecho, por muy deleznable que sea, poco tiene que ofrecer. Si de verdad se es superior, se hace algo grande, algo que empequeñece y convierte en ridículo a lo otro, no se avergüenza de que sus contrarios estén ahí, porque en su estar, subrayan su ser.
3 comentarios:
Paranoias mías: ¿tras este esperpento contra el monolito no residirá una estrategia del feminazismo más gnóstico que pretende acabar con un orgulloso símbolo de la Falocracia, ein?
No lo creo por una sencilla razón: no les veo capaces de un simbolismo tan refinado. No al menos de forma consciente, claro, que el Dr. Freud tendría algunas cosas que decir al respecto.
Bueno, era broma... ¡O no!, jajajaja
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