A raíz del asunto que nos mantiene entretenidos últimamente, el "procés" catalán (me pregunto en qué estarían pensando al empezar a usar un eufemismo que en seguida nos hace pensar en Kafka, cuando tenían a mano "la solución final", mucho menos equívoco), y la implicación de cierto viejo cantautor (Lluis Llach) en la performance, algunos han querido reivindicar a otros autores catalanes como Jaume Sisa, que se presenta como la antítesis de Llach. No porque sostenga posiciones políticas contrarias (cosa que no sabemos, porque que yo sepa no se ha pronunciado al respecto), sino porque su propuesta artística es otra cosa. En primer lugar, en el aspecto político, no nos está sermoneando continuamente, pregonando lo que piensa (con lo cual lo que en realidad nos está diciendo es lo que tenemos que pensar). Sus conciertos, los de Llach (he visto unos cuantos), son actos cuasi religiosos, de caras transidas de placer, cánticos comunales y aplausos unánimes. Sisa, en cambio, es la ligereza y el juego. Se autocalifica de galáctico, pero sus galacticidad no es como la del Real Madrid (que también es pesado e indigesto), sino que tiene a la ingravidez como principal rasgo. Y así, se ha permitido jugar con la música y hasta con su personalidad (tuvo una etapa madrileña en que se hacía llamar Ricardo Solfa).
En definitiva, que Sisa es otra cosa, más ligera, irónica, juguetona, ridícula a veces (conscientemente ridícula), menos pesada y autocomplaciente. Alguien a quien preferiría a todos esos espíritus sacerdotales que se ponen al frente de las mil y una causas. Pero claro, es que la ingravidez le impide liderar nada. Y así debe ser. Por eso, me quedo con Sisa antes que con Llach.
Y por eso les dejo con una colaboración reciente de Sisa con otros dos "galácticos" (aunque no tanto como el maestro) con los que últimamente se deja ver.
1 comentario:
Totalmente. Y la cosa arranca desde el principio de las carreras de ambos, Llach en "Els Setze Jutgues" -la ortodoxia patriótica- Y Sisa en el Grup de Folk -los desterrados, los indeseables, como él y Pau Riba, por ejemplo. Muy bueno lo de la ingravidez, esa es la madre del cordero: Llach pesa mucho, debería echar unas carreras por España adelante.
Publicar un comentario