jueves, 20 de junio de 2013

La miseria del antifranquismo

Hay muchos que se autoengrandecen calificándose de antifranquistas. Le dan así un cierto barniz de épica a sus miserables opciones. Ser antifranquista cuarenta años después de Franco es muy fácil (igual que esos héroes antiterroristas que han ido apareciendo justo cuando nuestro terrorismo ha empezado a flaquear). Por supuesto que quedan residuos y actitudes propias de la dictadura, incluso en el poder. Pero centrarse en la figura de Franco y su movimiento es en mi opinión desviar la atención de lo realmente importante. Es, parafraseando el refrán, que Franco no te deje ver el bosque. 

Franco sólo fue una coartada, una máscara de conveniencia que adoptaron algunas actitudes y tendencias transversales (no es algo de una clase) de las gentes del país. Si se quiere, fue una cristalización, un aglutinante. Pero todo eso, "el franquismo", existía antes de Franco. Y por supuesto, sigue y seguirá existiendo después. Sobre todo mientras se siga atizando golpes a un hombre de paja que no es más que una encarnación pasada de algo que sigue ahí pero ya bajo otras formas, metamorfoseado con Zeitgeist. Incluso se ven tics franquistas en el antifranquismo, lo cual es muy sintomático de sus miserias y de que el manantial no está seco y de que se intenta poner diques de contención donde más fácil es, obviando los lugares en los que de verdad hay peligro de desbordamiento.

6 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Ya me disculpará la autocita (estamos en momentos de autobombo promocional, ya sabe: "Yo vengo a hablar de mi librrrrrrrrrrrrrrrrrrrrro!"), pero en Disecciones me refiero al tema: creo que ha pesado en este país que la dictadura se acabara biológicamente, sin que se cargara al dictador ninguna revolución interna, como sucedió en otros países. Eso genera mucha mala sangre, y en consecuencia movimientos a posteriori para resolver lo que no se hizo en el momento. Jean Amery lo llamó algo así como "resistencia retrospectiva".

Oscar Yáñez Feijóo dijo...

Hemos hecho una transición democrática, pero por desgracia, "Paco" aún sigue vive en el imaginario de muchas personas. En este sentido, aún no hemos hecho una transición mental.

A mi que un sindicalista se siga recordando como antifranquista me dice dos cosas: A) Memoria histórica de personas que en su momento optaron por el camino difícil de combatir al franquismo y no quedarse en casa encerrados por el miedo;

B) quizás una cierta desconexión con la realidad concreta actual si solo se habla de batallitas pasadas.

Por otro lado, comparto que "Paco" era un aglutinante y eso se ve muy claro y en clave de humor en la película "La escopeta nacional" de Berlanga. Lo que me gustaría que aclaras es que entiendes tú por tics franquistas en los antifranquistas puesto que los sindicatos de izquierda estaban prohíbidos por "Paco" durante la dictadura y sólo existía el sindicato vertical.

Por último, a modo de preguntas de autoreflexión, cabría preguntarse 1)qué hacías tú para combatir el franquismo si es que era así; 2) si crees que pueden existir unos sindicatos mejores, qué aportas tú para que esto sea así. Todo lo que no sea una crítica constructiva me parece nihilismo y poco coraje al limitarse a ver los toros desde la barrera.

El Pez Martillo dijo...

Von H, está totalmente permitida la auticita, faltaría más. Tener comentarista (que además es amigo) con libron publicado, le da caché a la cosa esta, jejeje.

Lo de la resistencia retrospectiva puede llegar a ser hasta grotesco en algunos casos, en los que gente que no ha conocido la dictadura (que nacieron algunos lustros después) se pongan como los más antifranquistas del globo.

Miquel, ante todo, gracias por molestarse en comentar y por el aporte. Siguiendo con el asunto, puedo entender cierto antifranquismo como nota nostálgica de gente que verdaderamente lo fue y que les gusta rememorar ese momento épico de sus vidas y de algún modo viven enganchados a aquella adrenalina. A eso no se le puede reprochar nada (en todo caso que puedan llegar a ser cansinos con sus batallitas, como a cualquier nostálgico). Sin embargo, hay mucho antifranquista "convertido", crecido a la sombra ya de la democracia. Y el extremo son ya los jóvenes que hacen de la bandera del antifranquismo uno de sus lemas (ir por según que facultades es como acercarse a un museo).

Por lo demás, habla usted como si sólo los sindicatos hubieran sido o puedan ser antifranquistas. Es cierto que jugaron su papel, pero no fueron los únicos. Y ahora mismo no se ponen esa caricaturesca etiqueta antifranquista a la que me refiero. Pero en ellos (en algunos de sus representantes) sí que se detectan esos tics "franquistas", como por ejemplo el de descalificar de forma categórica a quien no les gusta, cerrando toda puerta a cualquier entendimiento o diálogo posible (en Mallorca hemos tenido un buen lío con cierto líder sindical que llamó "fascista" al presidente de la autonomía). Esa cosa testicular de arreglarlo todo de un golpetazo, brusca y definitivamente es un tic franquista. Claro que los otros tienen sus taras y tienen sus dosis (altas) de impresentabilidad, pero llamar a un "rival" fascista sólo por ser contrario a uno (como si la posición propia fuera la absolutamente cierta y sancionada por la divinidad), es lo mismo que hacía el franquismo llamando "rojo" a cualquiera que no casara al 100% con su doctrina.

Finalmente, por lo de la autorreflexión, yo nací cuando franco llevaba unos años muerto, así que no lo pude combatir. Y mi aportación para que los sindicatos sean mejores es no estar afiliado a ninguno, ya que eso de estar en comités de empresa y formar parte del "sistema" me parece un poco incoherente de su parte.

En fin, perdón por el tocho.

Saludos.

PENSADORA dijo...

Pues yo me he leído TODO el tocho y (para no variar) me encuentro totalmente de acuerdo con usted Mr. Pez.

A mí me ocurre que siempre tengo una extraña sensación: a mi alrededor todo el mundo es "antifranquista" o más bien "antifascismo" nadie es de derechas y todo el mundo está enfadado con la derecha, sin embargo el PP ganó por mayoría absoluta.

Estas cosas me hacen dudar mucho de la veracidad de las ideologías en nuestro país. Siempre he tenido la sensación de que el miedo de entonces sigue patente ahora en ambos extremos, por ejemplo me resulta curioso que una persona pueda ser tildada de "facha" porque se sienta patriota.... no sé si me explico bien.

En fin.

Por otra parte, he de comunicarle que en un par de semanas estaré (por fin) por la isla. Si tiene usted el mismo teléfono, le daré un toque aunque no sé cómo iré de tiempo pues sólo estaré tres días.

Ale pues!

Johannes A. von Horrach dijo...

Me tomo la libertad de contestarle al señor Ferré sobre la cuestión de cómo puede haber unos sindicatos mejores: para empezar, que no se llamen UGT o CCOO. Hoy en día USO hace una mejor función sindical, más que nada porque tiene menos vínculos políticos (y, en consecuencia, no roban. Ejemplo: el caso de los ERE de Andalucía, lea la prensa de estos días). Otro elemento que implicaría una mejora, en el sentido de una representatividad del trabajador: renunciar a las ayudas públicas (o a una gran parte) y autofinanciarse. En otros países sucede así.

saludos

El Pez Martillo dijo...

Estoy de acuerdo, Herr Doktor, yo no podría haberlo dicho mejor.

Pens, hay cierto temor a definirse como de ciertas tendencias, y eso no me parece sano. Que sean unas u otras, es lo de menos, la cuestión es que hay miedo. Y otra cosa que me desagrada es que no se pueda hablar de la guerra sin tener que enzarzarnos en agrias discusiones del tipo "y tú más". En fin.

Saludos.

PS: Pens, sigo con el mismo número, úselo si tiene algún hueco muerto en su agenda. A ver si coincide con alguno mío.