Ahora se habla mucho de expertos. Pero, ¿en qué consiste el ser experto? En tener experiencia, dirán muchos. Sí, ya, ¿pero basta con eso?. ¿En qué radica esa experiencia?, ¿en títulos académicos?, ¿en tiempo trabajado?. Seamos sinceros, todos conocemos a gente que de forma compulsiva se han sacado títulos, pero a las que consideraríamos auténticos inútiles. ¿Currículum (esa especie de combinación de estudios y trabajo)? Ya deberíamos saber que no son muy fiables, que a cualquiera le dan un diploma por casi nada. ¿Méritos? Otra palabra muy bonita pero que no hoy en día es más que sospechosa (no porque haya quien los tenga de verdad, sino porque habría que estudiar a fondo los méritos de muchos).
Preferiría los sabios a los expertos, aunque se tienda a entenderlos como lo mismo (así, se habla en los medios de "comité de sabios" y comité de expertos" indistintamente). Pero un sabio tiene un aura diferente, menos "formal" que el experto. Digamos que el ser sabio tiene un matiz más "inmaterial", menos objetivo que el experto. Pero claro, capados como estamos para todo lo no material y no objetivable, no sabemos detectar a los sabios. A lo mejor porque tampoco es que andemos sobrados de ellos.
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