Nos comen la oreja con eso de "la generación mejor preparada de la historia". Sin entrar en pormenores de en qué consiste dicha preparación y si es pertinente, me pregunto para qué sirve tanto estudio si al final no se pueden demostrar y poner en práctica. En vista de los resultados del trabajo de las generaciones precedentes (unas nos llevaron a la guerra, otras a una transición que cada día se muestra como un -otro- gran fracaso de nuestra historia), habría que intentar probar a ver si estos, tan preparados, lo están para hacer algo de este maldito y maltrecho país. Pero no parece que se les vaya a dejar ese espacio, no sea que demuestren que de verdad están preparados, dejando en evidencia toda la miseria intelectual, moral y de todo tipo en la que se han (nos hemos) estado revolcando durante décadas. Aunque reclamaran su lugar, no les dejarían. En el fondo, si los jóvenes están tan preparados, es gracias a ellos, que han sentado las bases para que así sea. ¿O no? Pues eso.
Aunque, ahora que no nos oye nadie, confesaré que no me creo la monserga de la preparación. Que tenemos muchos títulos, que hablamos muchos idiomas y conocemos mundo. Más que nuestros padres y abuelos. Pero que en definitiva eso no es suficiente, y que de dejar en nuestras manos el país y el mundo, seguiremos nuestra senda de esperpento, que al fin y al cabo es la nuestra. Sólo valdremos para ser más eficientes, para dar mejores resultados, y que otros se hinchen el pecho y nos puedan seguir comiendo la orejita, teniéndonos así ufanos y autosatisfechos. Para que sigamos mejorando los números (sus números), que es lo que importa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario