Se observa cierta confusión con el tema de la igualdad. La igualdad ha de ser de trato, de oportunidades, de que no se te veten caminos por ser de una raza, género, clase social, credo, o cualquier otra diferencia que pueda traer asociado un posible trato discriminatorio (legal, social...). Es, por tanto, una situación de igualdad de partida. Que no te encuentres ningún camino cortado en tus decisiones, o que no se te pueda perjudicar por circunstancias que no tienes porque haber escogido con libertad. Siendo así, esta igualdad habría de redundar en una mayor diversidad, ya que cada uno podría escoger su vía en la vida, su destino en la medida de lo posible. La igualdad tiene que ver, en definitiva, con la libertad.
Sin embargo, parece a veces que la igualdad es de llegada, que todos tenemos que acabar igual, tener el mismo peso y la misma proporción en la sociedad, que todos tenemos que estudiar, sacarnos una carrera, ser emprendedores, no desviarnos de las utilidades que se nos marcan (no sólo desde arriba). Al final, de uno u otro modo, las constricciones aparecen, y se nos acaba forzando en una dirección, porque "todos somos iguales" y no conviene desviarse del redil, no vaya a ser que les demuestres que eres distinto a ellos, o que ellos son distintos a ti, lo cual, parece, a mucha gente no le hace gracia.
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