Tan importante como la memoria es el olvido. Los problemas llegan cuando se recuerda demasiado, se olvida demasiado, o cuando no se escoge con tino lo memorable y lo olvidable. Puede que para mantener ese equilibrio entre memoria y olvido, haga falta controlarlo un poco. Aunque el hecho de que en buena medida sea un proceso inconsciente sugiere más bien que de lo que se trata es de preservar esa "espontaneidad", de dejarle hacer, con la esperanza de que gestione bien los recuerdos.
Eso funciona en el plano individual. Otro cantar es el colectivo, obsesionado a veces por recuperar sucesos históricos o por olvidarlos. Ahí el proceso no parece tan espontáneo. Ni siquiera parece controlable sin apelar a imposiciones de unos grupos sobre otros. El equilibrio es más difícil, más patológico. Y más en una época en la que todo queda registrado, en la que la información es más un tsunami que amenaza con arrastrarnos que algo útil.
3 comentarios:
Esque la memoria individual tiene la manía de mantener en el subconsciente "invisible" lo malo y retener lo bueno en la conciencia "visible", lo dicen los psicólogos y creo que tiene su parte de cierto.
Lo colectivo, como bien dices, es otro cantar y mucho me temo que además de cosa de la información, es también cosa política, circunstancial y modal (refiriéndome a las modas que se imponen dependiendo de las necesidades sociales ¿o políticas?).
En fin.
Si son necesidades todavía va bien. El problema es cuando se trata de intereses de algunos, y acabamos todos rehenes de sus voluntades...
Cuando me refiero yo a política, siempre hablo de intereses.
Ya veo yo que nos entendemos.
Publicar un comentario