jueves, 20 de septiembre de 2007

Conmoción y espanto. Un esbozo




Después de varias horas de cambios de ritmo, desenfreno, orgía visual y sonora, se acerca el momento de la catarsis, de la compulsión orgásmica del final definitivo. Los miembros del grupo, exhaustos, al borde del colapso, exprimen las últimas fuerzas que les quedan. El "cantante" (a falta de una palabra mejor) se desgañita en lo alto del escenario, profiriendo sonidos guturales ya sin sentido humano alguno. La batería suena monótona, primitiva, obsesiva, arrastrando a todos los presentes a un trance del que posiblemente algunos no saldrán. El escenario apesta al sudor de los "músicos" y al alcohol que han ido consumiendo. El público, escaso, selecto, también. Los movimientos son espasmódicos. El que hace como que toca la harmónica saca a su instrumento crispantes notas agudas, se encorva para extraer el máximo aire de sus pulmones para mantener los sonidos. Le duele la traquea. Va vestido con una bata de médico, y todos los otros miembros con una mascarilla quirúrgica. El cantante está semidesnudo, exhibiendo bajo sus pantalones una más que evidente erección. Se acerca el momento álgido, el motivo por el que todos están aquí. La hora del sacrificio y la ofrenda. ¿A quién?. A nadie.

El voluntario, drogado hasta las cejas (sólo alguien fuera de sí podría hacerlo) es llevado al escenario, traído por las cadenas que rodean todo su cuerpo. El cantante y el harmónica se acercan a él y le arrancan la ropa, la destrozan. Sólo unas pocas porciones de su cuerpo se dejan ver a través de las cadenas prietas, que amoratan la piel en algunas partes. Su pene, semierecto, se bambolea con las sacudidas que le están dando. La chica que ha estado profiriendo gritos y contorsionándose todo el rato saca una bandeja en la que sólo hay un bisturí. Sólo suena la batería, que inunda la estancia de un sonido ancestral y profundo, el latido de la tierra misma.

Los focos hacen brillar el bisturí, que ahora está en la mano derecha del tío de la bata blanca, que con la izquierda sostiene el pene del encadenado, estirando el pellejo que cubre su prepucio. Le acerca el bisturí y empieza a seccionar la piel suevemente. Se empiezan a oír gritos, y el cantante le acerca el micrófono, intentando imitar sus alaridos de dolor. La sangre se desliza por el pene y gotea al suelo desde el escroto. La chica, que poco a poco se ha ido acercando, empieza a lamerla, deslizando la lengua arriba y abajo, provocando que la semierección sea completa. Los gritos de dolor se van convirtiendo en gemidos, a pesar de que la hoja del bisturí sigue seccionando la piel. Ella sigue con su labor, tiene los labios llenos de sangre, que muy pronto se mezclará con el semen que logrará extraer de las entrañas de la pobre víctima, que ya no da muestras de dolor. El final se acerca y todos lo saben. El ritmo de la percusión es más obsesivo, y todos empiezan a gritar, emulándose y potenciándose. Mañana no tendrán voz. pero, ¿a quién le importa el mañana? Ahora todo es ahora.

Y la culminación. Con el orgasmo y circuncisión del encadenado termina el ritual. Algunos del público se masturban, y otros directamente están practicando el sexo, estimulados por la fuerza telúrica del evento en el que han tomado parte. Los del escenario, en cambio, se retiran para entrar en la semiinconsciencia, para descansar y así poder volver a sus rutinas al día siguiente. Y volverán a ser las personas serias y responsables que sus compañeros, amigos y familiares tanto admiran y ponen como ejemplo para los demás. Sí, ejemplo. Si no fuera por estos momentos...

10 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Lo ideal sería acabar cada concierto-catarsis como en la escena esa de 'Irreversible', la del extintor. ¿La víctima? Ese ser telúrico y femíneo que pretende esconderse tras un velo infernal, ya saben.

Interesante la planificación de lo que sería un evento al estilo heideggeriano. La pega es que con tanto darle vueltas al asunto no llevaremos nada a la realidad y, si salimos al escenario, acabaremos tocando el pollil 'Por qué te vas' de Jeanette :-)

Anónimo dijo...

No me ha quedado claro quién es la víctima, herr doktor...

Amigo pez, veo una objeción entre el título y el contenido... concretamente en lo que a la palabra 'conmoción' se refiere, para que el 'espectáculo' conmocione el público éste tiene q ser susceptible de escandalizarse y horrorizarse; en cambio, el público que usted presenta no sólo no se escandaliza sinó que incluso disfruta (y tanto)

El Pez Martillo dijo...

Horrach, tampoco hay que traspasar según que líneas, que hemos de poder hacer nuevas actuaciones. Lo que usted propone nos llevaría directos a prisión. Y qué quiere que le diga, ahora mismo no me viene bien pasar una temporada a la sombra.

Sobre lo de que nunca llegaremos a hacerlo, no a este nivel, pero podemos establecernos en algo así como un grupo surrealista y de intervención y hacer pequeños "eventos". Por ejemplo, y para empezar, entrar en según que locales con mascarillas antigás. O ya puestos, a montar el numerito en alguno de esos sitios en los que nos dejamos caer (el día del sombrero playero no estuvo mal).

Musa, tal y como yo lo veo, el público siente la conmoción. Al menos al principio, luego se regodea y disfruta de ese horror, precisamente por serlo, por sentirse parte de él. La cosa sería algo así como una especie de comunión colectiva.

Lo del "porqué te vas" a eso me refería con lo de los cambios de ritmo. la idea sería alternar momentos caóticos y throbbinggristelianos con otros más suaves (versionear una de esas baladas de los 50 que usted tanto admira, camarada Horrach).

Un saludo a todos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Musa, yo creo que si nos cargamos en el escenario a quien usted sabe desde luego que la conmoción entre nuestro público la tendríamos garantizada :-)

Pez, no olvide el canto en apoyo a Marc Dutroux, que deberíamos leer antes de empezar cada evento.
(si la cosa acaba siendo como parece, también deberíamos sumar unas alabanzas a los McCann, ¿no cree?)

Ayer noche tendríamos que haber actuado. Reventar actos oficiales y con tufo de pijo cultureta como la Nit del Art(erio?) me seducen.

Suscribo su último punto: ante un público estilo 'Irreversible' (ya sabe, los que en el Rectum celebran la muerte por extintor) lo mejor sería que un servidor cantara su versión del 'In dreams' de Roy Orbison. También, en lugar de sacrificar a la Musa, mejor quedaría que la hiciéramos una mujer com Deu mana...

El Pez Martillo dijo...

La alternativa al sacrificio de la Musa me parece buena idea. Además, tiene la ventaja de que se puede repetir todas las veces que haga falta. Le recuerdo lo de las conexiones entre sexo y muerte. En cualquier caso, ¿le parece poco lo que he sugerido que haga? Una buena mamada a una polla en proceso de circuncisión no es moco de pavo.

Odas varias. Yo añadiría a las odas que usted sugiere alguna a De Juana o a Mohamed Atta, entre otros.

Nit de l'Art. Sí, no hubiera estado mal reventarla, aunque se lo hubieran tomado como una performance más. Además, el único interés que tuvo es que estuvieron mis queridos Wonderbrass haciendo pasacalles.

Repertorio. Yo también añadiría alguna balada sesentera de la órbita francesa o italiana. Ya sabe, un "Capri c'est fini" o "Aline" (con cara de estreñido incluída, veéase el video adjunto). Y por supuesto, el "Azzurro" de Celentano.

http://es.youtube.com/watch?v=LtlgR6AI5CY

http://es.youtube.com/watch?v=4TP3u0rNkys

http://es.youtube.com/watch?v=RyCKhZLqOBw

Johannes A. von Horrach dijo...

No vale lo de De Juana y lo del Atta, más que nada porque ya tienen bastantes defensores (sobre todo Atta y sus secuaces), mientras que los pobres Dutroux y McCann son carne para la picadora unánime. Son casos distintos y nosotros debemos tomar parte por la parte más maldita y perseguida, ¿no cree?

Voy a ver los videos.

Anónimo dijo...

Mmmmm.... si hay que elegir yo también prefiero la alternativa a la opción de mi sacrificio... aunque, ya saben que lo de mi muerte es una falacia, no se puede matar a lo etéreo...

Johannes A. von Horrach dijo...

umm, tal vez pueda conjugarse lo del sacrificio y su alternativa: ¿y si la liquidamos a través de un extremo ataque de placer? Es decir, ¿por empalamiento a lo Nacho Vidal? Creo que algún voluntario íbamos a encontrar, ¿no cree? :-)

El Pez Martillo dijo...

Yo voto por sustituir la falacia por la felación. ¿Para cuándo programamos la primera aparición?

Anónimo dijo...

Monten primero el grupo y después ya hablaremos...

O no...