sábado, 7 de julio de 2007

Médicos terroristas


Los atentados frustrados (concepto extraño este) de la semana pasada en el Reino Unido parece ser que fueron planeados en hospitales y por médicos. He leído y oído entre nuestra magnífica caterva de opinadores profesionales algunas reacciones de sopresa. ¿Cómo es posible que un médico, que se supone que debe salvar vidas, planee matanzas?. Incluso mezclaban por en medio el juramento hipocrático. Como siempre, pasan por la superficie de las cosas y mezclando planos, dándole siempre a todo un barniz de moralina que desvirtúa las cuestiones que tratan.

Ciertamente, puede causar extrañeza eso de que los que estén detrás de loas planes terroristas sean médicos. Pero no es tan extraño. Es más, cuando me enteré, no pude reprimir una sonrisa sardónica. "Lo sabía, sólo podía ser un médico". Falsamente, creemos que la labor del médico es la de salvar vidas, cuando en realidad es curar enfermedades. Es la enfermedad la que centra toda su atención. Muy a menudo, el hecho de que la enfermedad esté e una persona es secundario, puesto que en el fondo les da igual que sea una u otra (ninguno de los medios que usan, tanto diagnósticos como terapéuticos, depende de variables atribuibles al individuo como un todo). Esto conduce a la medicina a la despersonalización. Tratan corazones, hígados, tripas, rodillas y otras partes del cuerpo sin tomar en cuenta al todo del que forman parte. La persona no les importa. Es más, de forma inconsciente, tratan al paciente como un trozo de carne, sobretodo en la atención hospitalaria. Los chistes, bromas y sarcasmos abundan, casi siempre a las espaldas del paciente, pero algunas veces delante de ellos (sobretodo si están en coma o inconscientes). En el fondo, se trata de una barrera psicológica para no implicarse demasiado con esas personas a las que se pretende ayudar. Porque si así fuera, se iría de depresión en depresión hasta el suicidio.

Es algo parecido a lo que ocurre con los militares, que sufren un entrenamiento despersonalizador, destinado a eliminar cualquier clase de sentimiento hacia ellos mismos y hacia las otras personas (sobretodo si es enemigo). Porque nadie en su sano juicio se liaría a tiros con gente que no conoce y que, en buena lógica, ha de tener madre, esposa, hijos, amigos... Conviene no pensar en todo eso, porque anularía la beligerancia que se requiere de nuestros soldados. En cuanto entran las consideraciones humanas, la guerra está perdida. Con los médicos, a otro nivel pasa algo similar. Necesitan ocultar a la persona tras la enfermedad para mejor luchar contra ella. Sólo así pueden desempeñar su labor de la mejor forma posible.

La tendencia a despersonalizar existe. Y además, los médicos y profesionales sanitarios saben que en realidad, la vida no vale nada. Ellos tienen muchas vidas en sus manos, y saben que son insignificantes (cuando has visto a alguien por dentro, se pierde todo respecto por el ser humano). Por eso hay tanto código deontológico, juramentos hipocráticos y demás moralidades, como medio de no perder de vista la perspectiva humana, que es tan fácil de perder. Estas regulaciones no son más que un síntoma de lo fácil que es perder la perspectiva humana en la medicina. De hecho, algunos asesinos y criminales conocidos han sido médicos: el anestesista de Valencia, el doctor Kevorkian, varios doctores muerte repartidos por el mundo..., sin olvidar a Mengele. Incluso una de las hipótesis en torno a Jack el destripador van en la dirección de que era médico. Y ahora estos de los hospitales británicos se unen a la lista.

No quiero decir que todos los médicos sean unos criminales, sino que es fácil dar el paso desde la medicina, que es una disciplina anómala y antinatural en buena medida. Y si a esto le unimos ciertas tendencias religiosas en deriva fanatizante que se nutren de situaciones políticas patológicamente cronificadas en diversas partes del mundo, el cóctel es explosivo. Que cada uno vigile a sus médicos.

3 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Los doctores (sobre todo en películas, ¿por qué?) suelen ser retratados como mala gente. Piensen por ejemplo en el doctor Mabuse, tremendo y malísimo. O en el doctor No. O en el capullo de House (lo peor de House no es él, sino sus creadores y en especial sus guionistas). O, peor aún, en el doktor von Horror...

Médicos al estilo The Adjuster, a demás de los que cita, los hay, no sólo en Al Qaeda: por ejemplo los abortistas (que conste que no los condeno ni exculpo; simplemente señalo a lo que se dedican), o esos a los que se les va la mano con las sedaciones, como el tal Maeso.
Esto es como con los periodistas, que se supone que se dedican a informar, cuando tienden a hacer todo lo contrario.

El Pez Martillo dijo...

Maeso es el anestesista de Valencia que contagió a no sé cuántos de la hepatitis que él tenía. Lo de las sedaciones fue un caso extraño y politizado en exceso (con el aderezo de los periodistas, a los que usted nombra), porque írseles las manos se les van mucho más de lo que parece, no es algo aislado (no me atrevería a decir que es una práctica habitual, pero en mi experiencia profesional lo he visto más de una vez).

Y sobre House, le diré que es una caricatura, que hay médicos peores (no en plan tan histrión, pero sí tan o más cabrones).

Johannes A. von Horrach dijo...

ok, tiene usted razón, me he confundido con otro anestesista.

Sobre el caso de Leganés: bueno, ya lo hablamos ayer (extra blog), que una cosa es no frenar algo que ya es irreversible, y otra es liquidar antes de que se llegue a ese punto de no retorno. Digo yo, vamos.