martes, 3 de julio de 2007

Dioniso


Hijo de Zeus y la mortal Sémele, Dioniso representa una divinidad extraña dentro del panteón olímpico. Tanto que se ha llegado a afirmar que su culto provino del extranjero y en una época posterior a la del resto de divinidades griegas. La historia de su nacimiento es muy significativa en este sentido. Hera, celosa de las numerosas aventuras que protagonizaba su marido con toda clase de hembras (diosas, humanas, animales...), descubrió el nuevo embarazo que Zeus había provocado y se apresuró a abortarlo. Se presentó ante Sémele bajo la forma de una anciana y se ganó su amistad, mediante la cual la joven confesó la paternidad divina de su pequeño. Hera fingió no creerla y sembró dudas en Sémele. Tanto fue así que cuando estuvo ante Zeus, Sémele le pidió una prueba de su divinidad para asegurarse de que realmente lo era. Él desplegó su panoplia de rayos y truenos, característicos del padre de los dioses, y la magnificencia de su poder acabó con la vida de la joven Sémele. El embarazo estaba en su sexto mes, y Zeus recogió el feto y lo implantó en su muslo, donde terminó de crecer y de donde salió llegado el momento. Nos encontramos ante un dios dos veces nacido, y esto ya es algo extraño.

Zeus puso al pequeño al cuidado de las ninfas del monte Nisa (de localización desconocida, se supone que de él viene la etimología del nombre del dios), que lo criaron con diligencia. En su fase de crecimiento, Dioniso descubrió el cultivo de la vid y de su producto principal, el vino. Pero Hera descubrió su localización y lo enloqueció, provocando que a partir de entonces se dedicara a vagar por la tierra enseñando el cultivo del vino en los distintos países por los que iba. Más que enseñar, lo que hacía era imponer, puesto que exigía a sus habitantes que le rindieran culto, provocando numerosas calamidades en su camino. Rea curó su locura, pero él siguió con sus viajes de destrucción y de prédica. De este modo el mundo conoció el vino, y por ello le dedicó culto. Un culto que, teniendo que ver con el zumo de uva fermentado, era muy peculiar. Sus festividades consistían en auténticas orgías de vino, música y desenfreno, a menudo con violencia (la versión romana, Baco, tenían en su honor las fiestas bacanales).

Como se ve, Dioniso es un dios peculiar, civilizador a la par que violento y cruel. Y es que la civilización, a menudo identificada con aquello opuesto a la violencia, tiene en su seno una gran dosis de crueldad. Identificado con todo lo misterioso, salvaje y voluptuoso, asociado a los bosques (no hay que olvidar que fue creado por ninfas, y su cortejo está poblado de sátiros), Dioniso es a pesar de todo una divinidad de mujeres. Ellas fueron las que transmitieron su culto y las encargadas de llevarlo a cabo (las ménades, literalmente "las locas", eran las encargadas de los rituales dionisíacos. Se ha querido ver en los medievales y modernos aquelarres, y en la figura de las brujas, una pervivencia de aquellas ménades y sus ritos dionisíacos (incluso la figura del macho cabrío siempre estuvo asociada al dios del vino). Incluso se ha afirmado que la aparición del vino en las misas cristianas es una reminiscencia de los cultos dionisíacos griegos (asociados a los misterios de Eleusis, dedicados a la diosa Démeter, diosa de la agricultura, muy especialmente del trigo y del pan).

Desde hace tiempo se viene dando una imagen edulcorada de Dioniso, como si fuera un simple dios de la embriaguez, algo festivo e inofensivo. Ciertamente es así. Pero no hay que olvidar el trasfondo violento que la fiesta tiene. Porque, aunque regulada socialmente, no deja de ser una violación de las rutinas y las normas establecidas fuera de la fiesta. Y una violación siempre es violenta, por mucho que sirva para aferrarnos con más fuerza a la norma. Porque el alcohol, especialmente el vino, es un buen amenizador, y no se conoce fiesta (al menos por estos lares) que no vaya asociada a alguna forma de bebida alcohólica. Pero al mismo tiempo el alcohol puede destrozarle a uno la vida, llevarle a la perdición. Y esta ambivalencia placer-peligro, que en el fondo es lo mismo que la vida, es lo que nos trae Dioniso.

8 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Mi pregunta es: ¿por qué motivos se ha edulcorado hoy en día la figura de Dioniso, y con él lo dionisíaco? Yo creo que para hacerlo más digerible y 'extendible'. Una táctica para extenderlo como si fuera un producto farmacéutico.

saludos

Deux ex machina dijo...

Excelente info.
El simbolo artistico o lo que motiva la creacion Dionisiaca en vez de la apoliena. Lucha de contrarios, la emocion sobre la razon.

Hya que recordar que las fiestas dionisiacas eran para invocar esa fuerza que se le atribuia a Dioniso. Llegar al extasis,a la katarsis con el exceso y asi poder liberar a Dioniso.

saludos del asesino de lo apolineo

Anónimo dijo...

Recuerdo que Vermal comentó un día que la división entre razón y sensibilidad respecto al pensamiento de Platón tenía mucho de impostura moderna (ya lo decía Nietzsche, que cada época piensa las anteriores como justificadoras de sí misma).

¿No podría haber ocurrido lo mismo en cuanto a Apolo y Dioniso, el uno como represenante del orden racional y el otro como del caos irracional? Probablemente, ciertas interpretaciones de Nietzsche han ayudado a ello (y creo que se la ha criticado eso al propio Nietzsche, pero puedo equivocarme).

Sobre la dulcificación de Dioniso, aunque no estoy muy informado de la percepción actual de las divinidades griegas por parte de la "opinión pública", podría guardar relación con el supuesto "hedonismo" (también un concepto bastante manoseado) de la sociedad occidental contemporánea.

Todo esto son hipótesis, porque no soy ningún experto en el tema.

Johannes A. von Horrach dijo...

Estoy de acuerdo con Andy. Damos por supuestas algunos aspectos de tradiciones como la griega cuando en realidad se trata más de interpretaciones modenas que otra cosa. Tal vez en la modernidad nos hemos dedicado a eliminar la ambivalencia de los conceptos griegos, convirtiendo la cuestión en la típica separación esencialista de opuestos.

El Pez Martillo dijo...

En efecto, el tema de lo apolíneo y lo dionisíaco tiene mucho de reconstrucción moderna, sobretodo en la, para mi, errónea interpretación de la oposición entre lo racional y lo irracional. Para ello también hemos de comprender que no significa lo mismo Razón para un ilustrado del XVIII que para un griego de la época homérica.

Por lo tanto, no estoy demasiado de acuerdo con la dicotomía apolíneo-dionisíaco, no al menos en el sentido de dos cosas contrapuestas. Y mucho menos asociaría lo dionisíaco a lo artístico y a la creación. No al menos como algo þuro y distinto a lo racional/apolíneo. El arte, en realidad, es algo apolíneo, y dudo que algo auténticamente dionisíaco (en la medida en que eso sea posible) pueda pasar por artístico. Más bien tiendo a pensar en dos impulsos necesarios y complementarios, que se coimplican y que surgen de un mismo fondo angustioso-abismático del que no podemos escapar y que en su "lucha" provocan el despliegue de la cultura.

Andreu, creo que Nietzsche va un poco or ahí, y pone a la época homérica y la Tragedia como el momento de máxima compenetración de lo apolíneo y lo dionisíaco. Por el contrario, las épocas en las que predomina un impulso sobre el otro, en las que uno quiere acabar con el otro, son épocas decadentes y poco brillantes (en parte es la crítica que le hace a Sócrates, el querer introducir demasiada razón, desplazando todo lo dionisíaco). Que luego algunos hayan querido hacer de Apolo-Dionisos dos opuestos en los que uno se identifica con todo lo deseable y el otro con lo rebrobable es una cosa que, como muy bien comenta Horrach, es un vicio moderno con cierto tufillo moralista (precisamente lo que Nietzsche combatió en toda su obra).

Me ha gustado lo del producto farmacéutico. En una época en la que todo se pretende arreglar con pastillas, incluso el supuesto conocimiento viene n en preparados digeribles y fácilmente asimilables. Lo que pasa es que hay que ir con cuidado con los efectos secundarios.

Un saludo a todos.

Anónimo dijo...

Tienes razón en lo de Nietzsche. Gracias por la aclaración.

Anónimo dijo...

Hola, me llamo Cristina y tengo una duda sobre Dioniso.
Hoi en clase nos han preguntado que por que este dios debía ser tan cruel y no deseaba que se descubriesen sus ritos y misterios.
Me preguntaba si me podríais ayudar.
Gracias,us saludo

El Pez Martillo dijo...

Hola Cristina, bienvenida al espejo.
La respuesta a lo que preguntas tal vez sea demasiado compleja, pero voy a intentar responderla. Supongo que lo de la crueldad tiene que ver con una de las características de los dioses griegos, que es que son muy mundanos. En ellos se muestra todo el abanico de comportamientos humanos, desde los más grandes a los más deplorables (amor, envidia, celos, ira...), y como la creuldad también forma parte del mundo, tenía que haber un dios que fuera cruel.

Lo de que deseara mantener en secreto sus ritos tendría que ver más bien con el hecho de que así mantenía su halo misterioso y en cierto modo sagrado, además de servir para dividir la sociedad entre los iniciados y los no iniciados y así poder repartir mejor el poder.

Supongo que los tiros van por ahí, de todos modos, si quieres saber algo más, en el perfil está mi mail. Úsalo si quieres para consultarme algo más.

Saludos.