jueves, 20 de julio de 2006

Suplantación de identidad


Últimamente detecto una cierta tendencia a clasificarnos dentro del saco de los "latinos". Como si sólo hubiera una clase de latinidad. Por lo pronto se me ocurren los latinoamericanos y los "latinoeuropeos" (básicamente España, Francia, Portugal e Italia). Pero los que nos llaman latinos no lo ven de ese modo. Pretenden juntarnos a los latinoamericanos. Ciertamente, ellos han heredado algunos rasgos nuestros debido a unos cuantos siglos en los que los dominamos. Los vínculos son más que evidentes. Pero no dejan de ser distintos, con su idiosincrasia y demás (en la medida en que se pueda hablar así de toda sudamérica y centroamérica, que será de todo me nos uniforme). Nosotros tenemos nuestra historia y ellos la suya, y, aunque las dos historias se tocan en algún punto, no dejan de marcarnos de modo diferente.

Intuyo que esto del orgullo latino es una estrategia comercial orquestada desde las empresas discogáficas anglosajonas para vendernos discos de Shakira y de Juanes, y para que los Stefan tengan algo de trabajo. Lo digo porque veo que el ascenso de la latinidad ha corrido en paralelo al ascenso de la música latina.

Burradas aparte, yo no encajo en todo esto. Yo no soy latino. Yo soy mediterráneo, que me parece que es otra etiqueta identitaria que me viene más a medida, y que tenemos algo olvidada. Algo de orgullo hay en ello, porque con lo latino, nos ponemos en realción con una serie de pueblos a los que hemos dominado y sobre los que nos sentimos superiores (mucho rollo solidario y discursos de igualdad, pero en el fondo nos pone eso de que nos llamen "madre patria"). En cambio, siendo mediterráneos, nos estamos situando en la misma familia que algerinos, tunecinos y demás pueblos a los que una vez expulsamos, y que por tanto son el enemigo. Pero si nos miramos y les miramos, descubrimos que no somos tan distintos, y que compartimos muchos rasgos, desde culturales hasta físicos.

Qué queréis que le haga, yo me siento más cerca del Magreb que del Caribe.

4 comentarios:

Cvalda dijo...

Es cierto que, aún hoy día, quedan vestigios árabes en la Península (desde apellidos hasta rasgos físicos), aunque algunos no quieran reconocerlo...

Yo, particularmente, prefiero no clasificarme por ninguna etiqueta, porque, la verdad, es que no suelo encajar demasiado en ninguna clasificación...eso sí, sé muy bien de donde vengo :)

El Pez Martillo dijo...

De eso se trata. Claro que no hemos de dejarnos llevar por la etiqueta, pero queramos o no, la llevamos, y hemos de saberlo. Porque luego pasan estas cosas, que te colocan la etiqueta que otros quieren. En cualquier caso, a las etiquetas hay que relativizarlas y no tomarlas demasiado en serio, a pesar de que es inevitable caer en ellas.

Branch dijo...

Pero latinoamérica es más que las burradas de Juanes, Shakira, del monopolio de los Estefan o del caribe; y sin duda, mucho más que pueblos "dominados". Recuerda que antes de esto, cada pueblo de estos lares poseía una cultura propia impresionante (y posee), que, desgraciadamente y por ignorancia es vista como bárbara por ajenos.

El Pez Martillo dijo...

Por supuesto. Precisamente por eso es por lo que somos diferentes y por lo que me parece un poco exagerado agrupar a cientos de millones de personas entre las que hay tantas diferencias (y también, como es lógico, parecidos) bajo la misma etiqueta.

Y como dato curioso, lo de "latinoamérica" es un invento francés del XIX para poder influir en esa región que hasta entonces era "hispanoamérica". La explicación es sencilla: eran países recién independizados de la peínsula ibérica. Francia aprovechó la ocasión de resaltar lo que tenían en común
(el ser latinos) para sacar provecho de la nueva situación y tener más fácil hacer negocios con esos países. Y de paso, perjudicar un poco a España y Portugal.