sábado, 15 de julio de 2006
Líneas
Sigo con lo de unir a todo el mundo mediante líneas que nos relacionen. Una vez leí en alguna parte (o tal vez lo oí, o a lo mejor me lo estoy inventando, qué más da) que es posible relacionar a dos personas del mundo tomadas al azar en menos de siete pasos. Pongamos un ejemplo, claro y sencillo: una vez le di la mano al presidente de mi comunidad autónoma (lo digo con la boca pequeña y cierto sonrojo), don Jaume Matas. Este personaje fue ministro de Medio Ambiente (menuda ironía, el tío que está cementando y asfaltando las Baleares de ministro de Medio Ambiente, pero claro, no nos dijeron de qué medio) en el gobierno de Aznar. Y Aznar, cómo olvidarlo, se reunió unas cuantas veces con el señor Bush. ¿Se entiende el ejemplo?. Un servidor y Bush relacionados en tan sólo dos pasos. Habría que ver si funciona con todo el mundo, pero es muy posible. Y si no lo es, debería serlo. Porque así resulta que al final, todo lo que le ocurra a cualquiera no me es ajeno. ¿Menuda carga, no?. Mejor sigamos creyendo en eso de la individualidad y en que somos sujetos más o menos autónomos.
Y para no perder la costumbre, un poco de música. Hoy me apetece poner a un grande versionando a otro grande. Jimi Hendrix y Bob Dylan.
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2 comentarios:
Yo de ti me lavaría la mano con jabón del bueno si es verdad eso de las líneas, porque como también sea verdad eso de que todo lo malo se pega (vía "manual")...:P
Teniendo en cuenta mi trabajo, creo que me he lavado las manos con jabón antiséptico muchas veces, así que no creo que tenga consecuencias graves.
Por otro lado, lo de darle la mano a Matas fue muy bueno, porque fue una vez que vino al hospital en una de esas visitas que hacen los políticos. Y resulta que el tío entró con toda la trouppe (asesores, secretarios, fotógrafos y demás...) mientras yo me estaba lavando las manos. La cuestión es que se me plantó al lado y me extendió su mano. Y yo ahí con las manos chorreando. Jajaja. Me sequé lo más rápido que pude y le di la mano como manda la buena educación. Pero resultó que no me había secado del todo bien y le di la mano con la mano mojada. Jajaja. Menos mal que los políticos saben fingir muy bien y la sonrisa nodesapareció de sus labios en ningún momento (de los míos tampoco).
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