En nuestro entorno, en el que las víctimas, por cuestiones históricas y religiosas, juegan un importante rol y se tiene de ellas una alta consideración, se tiende a estar siempre de su lado. En muchos casos es justo y necesario. La cuestión estriba en saber cuándo una víctima lo es de verdad. Porque ocurre muchas veces que en la estrategia de algunos (grupos, individuos), el mostrarse como víctima es un paso para conseguir sus fines, que en muchas ocasiones pasan por ocasionar sus propias víctimas. A veces incluso no es estrategia calculada, sino un automatismo que nos hace presentarnos como agraviados sin más, sabiendo que con ello ya tenemos de nuestro lado a algunos, y que si se nos reprocha algo, podremos echárselo en cara.
3 comentarios:
Muy cierto, ya sabe que Girard ha indagado en esta cuestión. Hoy en día tiene más la razón no quien mejor argumenta sino aquel que consigue que una mayoría lo perciba como una víctima (aunque las verdaderas víctimas suelen contar siempre con escasos defensores).
Y luego están los defensores de víctimas que aunque dicen luchar por la justicia, con sus actos parece más bien que lo que hacen es perpetuar situaciones, como si en realidad lo que buscan es seguir presentándose ellos como estupendos defensores y ganarse la admiración del personal en lugar de resolver lo que denuncian.
Muy buenooo!!!!!!!
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