Los que esperan la catástrofe final, los enfermos de fiebre nihilista, los que se embriagan con sueños de destrucción tendrán que esperar todavía un buen rato. En las tinieblas que nos envuelven es ciertamente más fácil que ladrones y asesinos ahuyenten y derramen sangre, pero el mundo no se acabará tan pronto. La violencia está en el principio de las cosas, no en el fin. Nosotros procedemos de la violencia, pero a nuestro alrededor reina ahora la mansedumbre. De la violencia queda todavía la mueca decorativa, el jeroglífico abstracto. Y si el mundo tuviese que acabarse -momentáneamente- no sería en una deflagración.
Giorgio Colli (1917-1979)
Después de Nietzsche
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