Está muy bien ir de museos. Se tiene en un espacio limitado una buena recopilación de obras de arte, objetos interesantes e información sobre ellos. Así se puede ver el máximo en un tiempo razonable. Es como una especie de costumbre fetiche: si se va de viaje, hay que pasar por algún museo. Sin embargo, sobre todo en los museos de arte, ocurre que la grandísima mayoría de obras están hechas para estar en otros sitios, perdiendo puntos por ello, desvirtuadas, mutiladas (ellas y los sitios para los que estuvieron hechas). Por eso, es preferible, en la medida de lo posible, visitar el arte en su sitio original, en la constelación de la que forma parte (al igual que una visita al zoológico no es lo mismo que un safari).
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