lunes, 31 de mayo de 2010

Aprendiendo la igualdad

En un hilo de comentarios de alguna noticia, me he quedado estrábico al leer a un comentarista hablando de "hombres que no aprenden la igualdad" y dando a entender que las mujeres ya saben lo que es eso de la igualdad. Como si ellas, por esa supuesta opresión secular de la que tanto hablan, se hubieran convertido en unas expertas en igualdad y todo lo que hacen en aras de la igualdad (y en buena medida es algo que han de conquistar ellas, nosotros, a lo sumo, podemos poderles facilidades) fuera correcto y sin tacha. En realidad, tanto hombres como mujeres partimos de esa supuesta situación de desigualdad, (favorable, supuestamente, para unos, perjudicial para las otras, si hemos de seguir los dogmas) así que estamos en el juego de adaptarnos a la supuesta igualdad. 

Soy consciente de que he utilizado muchas veces el "supuesto" en el párrafo anterior. No es que no crea en la pertinencia de la lucha por la igualdad de géneros (o de la igualdad que sea), es que no sé si estoy dispuesto a comulgar con según qué ruedas de molino, que me parecen más que sospechosas. Y esto de acusar a todo un género (el detalle curioso es que era un hombre el que lo decía, abundando en la tendencia a la autoflagelación suicida que nos envuelve) sin cuestionar para nada algunas actitudes del otro no me parece de lo más correcto, porque conduce a la autocomplacencia y por tanto a la estupidez. Sobre todo porque, desde hace tiempo albergo la sospecha de que podría darse el caso de que el ideal de la igualdad hunda sus raíces (y algo más) en el abominable patriarcado contra el que dicen luchar las feministas, y que yo creo que más bien perpetúan.

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