Hay que ir con cuidado con los que se dedican a pensar, vengan de la rama que vengan: inevitablemente tardarán poco en poner su actividad como la más elevada de todas, como la fundamental y aquella de la cual todo lo demás depende. Es lo que le pasó a Marx, que era economista, colocando la economía a la base de cualquier fenómeno humano. Casi todos lo hemos aceptado casi sin rechistar, en uno de esos tópicos ya demasiado instalados en el subconsciente colectivo. Si bien el marxismo no ha vencido, Marx sí que triunfó.
Ahora bien, la presente crisis puede ayudarnos a salir del tópico. Tengo la intuición de que el origen de la crisis no es económico, siendo los aspectos económicos un eslabón más en la cadena (tal vez no el último). Si esto fuera así, la preeminencia de lo económico estaría en entredicho, ya que la organización de los recursos y el dinero quedaría como un producto secundario de otras instancias. Pero, ¿de cuales?. ¿Cuál es el afán que nos ha movido ha poner en marcha la cultura y la civilización? ¿Podemos saberlo nosotros, seres humanos de la civilización y la cultura? Creo que sí, en la medida que la hacemos mover hacia alguna dirección (diría progresar, pero el término está demasiado contaminado) empujados por una misma pulsión que no puedo otra cosa que considerar como una carencia, como un vacío que nos moviliza. El vacío, como tal, no tiene signo ni valor, no es ni una cosa ni otra. Cada uno de nosotros le da contenido de alguna manera. No me refiero a un llenarlo del mismo modo que se rellena un agujero, sino la forma en que lo veamos. Porque un vacío, por muy puro y vacío que sea, siempre será vivido (y en definitva, se trata de un vacío vivido) de un modo u otro, y en función de cómo se viva se intentará suturar la herida de una forma u otra.
Para unas épocas fue vacío divino, ansia de santidad, y corrieron a beber en las fuentes teológicas. Para otras, el relleno sólo puede venir de la acumulación y de la generación de riqueza. En consecuencia, se dota de los medios para resolver la carencia que pulsa en nuestro interior. Teniendo en cuenta esto, y también que la crisis no es sólo económica, sino que lleva manifestándose en otros campos desde antes que la economía empezara a dar señales de debilidad, ¿qué es lo que está en crisis? El vacío no, desde luego, ese siempre estará allí. ¿No será más bien la percepción de ese vacío?, ¿la sensación de que ya no vale todo lo que habíamos creído firme y seguro, de que el suelo que creíamos tener bajo los pies se tambalea?.
Ahora bien, la presente crisis puede ayudarnos a salir del tópico. Tengo la intuición de que el origen de la crisis no es económico, siendo los aspectos económicos un eslabón más en la cadena (tal vez no el último). Si esto fuera así, la preeminencia de lo económico estaría en entredicho, ya que la organización de los recursos y el dinero quedaría como un producto secundario de otras instancias. Pero, ¿de cuales?. ¿Cuál es el afán que nos ha movido ha poner en marcha la cultura y la civilización? ¿Podemos saberlo nosotros, seres humanos de la civilización y la cultura? Creo que sí, en la medida que la hacemos mover hacia alguna dirección (diría progresar, pero el término está demasiado contaminado) empujados por una misma pulsión que no puedo otra cosa que considerar como una carencia, como un vacío que nos moviliza. El vacío, como tal, no tiene signo ni valor, no es ni una cosa ni otra. Cada uno de nosotros le da contenido de alguna manera. No me refiero a un llenarlo del mismo modo que se rellena un agujero, sino la forma en que lo veamos. Porque un vacío, por muy puro y vacío que sea, siempre será vivido (y en definitva, se trata de un vacío vivido) de un modo u otro, y en función de cómo se viva se intentará suturar la herida de una forma u otra.
Para unas épocas fue vacío divino, ansia de santidad, y corrieron a beber en las fuentes teológicas. Para otras, el relleno sólo puede venir de la acumulación y de la generación de riqueza. En consecuencia, se dota de los medios para resolver la carencia que pulsa en nuestro interior. Teniendo en cuenta esto, y también que la crisis no es sólo económica, sino que lleva manifestándose en otros campos desde antes que la economía empezara a dar señales de debilidad, ¿qué es lo que está en crisis? El vacío no, desde luego, ese siempre estará allí. ¿No será más bien la percepción de ese vacío?, ¿la sensación de que ya no vale todo lo que habíamos creído firme y seguro, de que el suelo que creíamos tener bajo los pies se tambalea?.
2 comentarios:
¡AMIGO PEZ! hacía días que no me tocaba usted la fibra... gracias.
Me pongo de acuerdo con usted y aunque yo le ponga otro nombre a las cosas, tengo claro que el tema de la crisis va muuuucho más allá de lo económico.
No sólo las causas, si no también las consecuencias son lo que están haciendo tambalear el mundo a nuestros pies y ya sabe usted que muy posiblemente esto puede llevar a consecuencias mayores que el paro o la inseguridad en las calles.
Ojalá nos equivoquemos.
Saludicos otra vez!
La cosa es general, no sólo algo económico. Muchas cosas que creíamos firmes desde hace muchísimo tiempo se están tambaleando, y creo que aún no nos damos cuenta y seguimos usando esquemas para enfrentarno a ello que ya son obsoletos y no sirven.
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