Si por una de esas uno cambia de opiniones a lo largo del tiempo, siempre va a haber algún fariseo que se rasgue las vestiduras y pronuncie gruesas palabras: mentiroso, hipócrita... Todos podríamos nombrar unos cuantos casos, algunos de los cuales están en la vida pública. La cuestión es que, por inercia, tendemos a pensar que la postura verdadera era la primera, y que ahora, vaya usted a saber porqué, se está impostando. Y de ahí los aspavientos. Pero, ¿y si estaba siendo un hipócrita al principio y ahora es sincero? No dejaría de ser hipócrita, pero al menos habría que reconocerle el arrebato de sinceridad. Y más inquietante aún: ¿no puede estar mintiendo en las dos ocasiones?. Y más, y en muchos casos creo que es la opción más correcta: ¿si de verdad creemos lo que decimos en los dos momentos? ¿Es que no se puede ir cambiando a lo largo de la vida?
1 comentario:
Hay de aquel que no cambie a lo largo de su vida!
En mi humilde opinión es en el cambio, en la duda, donde reside nuestra autenticidad. Nadie somos los mismos siquiera al día siguiente.
Salud!
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