miércoles, 5 de agosto de 2009

A vueltas con los carriles bici


De un tiempo a esta parte, Palma se ha llenado de carriles bici. Es un cambio lo suficientemente grande como para que se note, y claro, de tan notorio, todo el mundo opina. Los diarios y los foros en Internet echan humo con comentarios en contra y a favor. Y parece incluso que lo único que ha hecho la nueva alcaldesa (bueno, ya no tanto, que lleva más de dos años en el cargo) es hacer carriles bici (no descartemos que así sea, a parte de retirar monumentos y calles franquistas). Y quién sabe, a lo mejor lo que se pretendía es eso, en una nueva definición de cortina de humo (que, a partir de ahora, habrá que llamar carril bici).

No voy a entrar a discutir a favor o en contra de que se hagan tantos, ni del uso de la bicicleta, ni nada de eso. Lo que pretendo es que, ya que los han puesto, criticarlos un poco en tanto que carriles bici. Y para ello, a parte de tener en cuenta la cuestión del tráfico y de los peatones (quienes los van a padecer, y por tanto hay que hacerlos de tal modo que tengan el menor impacto posible), hay que tomar también la perspectiva del ciclista, que es el que lo usa. Pues bien, a riesgo de ser maximalista, y tras varias experiencias "carrilciclistas", puedo afirmar que los carriles bici de Palma son un truño.

Empecemos. Ya que son urbanos, es lógico que tengan sus señales, semáforos y tal. Eso, creo, está todo. Por ahí ninguna pega. En el trazado sí que hay problemas. Por ejemplo, son guadianescos. Aparecen y desaparecen, y no te queda más remedio que subirte a la acera y suponer un carril imaginario (porque, entre otras cosas las rayas y el color rojo desemboca en la acera y se ve que, unas decenas de metros más adelante, continuan), con el consiguiente peligro para peatones y ciclistas (además del entorpecimiento que suponemos todos para todos).

Otro problema es que, en algunos paseos, hacen el carril bici en un zigzag laxo, obligando a que ciclistas y peatones se entrecrucen en varias ocasiones, provocando sobresaltos, frenazos y titubeos que en nada garantizan la seguridad. Además, existe una extraña tendencia en hacer ángulos de noventa grados bordeados por paredes, con lo cual no se ve lo que te viene, obligándote a abrirte y salir del carril, más que nada para evitarte una galleta con el que venga, que, dada la estrechez de estos carriles y el ángulo recto, tendrá que invadir mi sentido (también es cierto que, por las velocidades no muy altas que se alcanzan y el tamaño de las bicicletas, éstas son muy versátiles y permiten hacer maniobras bruscas para esquivar que un coche o una moto no pueden hacer).

Prosigamos. Mucho me temo que se están convirtiendo los carriles bici en auténticos depósitos de basura. Al estar en una tierra de nadie entre los coches aparcados y las aceras, y ser relativamente poco transitados (aunque de cada vez más), allí se acumulan hojas, papeles, y demás porquerías, que, en una ciudad como Palma, poseen carta de ciudadanía y nadie se atreve a retirar. Eso por no hablar de esos simpáticos dueños de mascotas que han tomado el carril bici por un reservado para que sus animalitos hagan sus necesidades. Esto me lleva a uno de los capítulos pendientes de nuestro país en general y de Palma en particular: el civismo. Cierto es que en general, los ciclistas no son muy respetuosos con algunas normas (semáforos, aceras y demás). Pero no es menos cierto que los peatones y conductores están a la par, y cada dos por tres te encuentras con un coche parado, con señoras cargadas de bolsas, o grupos de madres ufanas paseando a sus bebés. Idiota de mí, pienso que si en lugar de quejarnos tanto nos respetáramos un poco más y pensáramos que además de nosotros circula otra gente, todos iríamos con más cuidado y más cómodos. Porque, cuando la tracción del vehículo son tus propias piernas, el tener que estar arrancando y frenando cada veinte metros, es un poco agotador. Pero bueno, ahora que tengo mi carrilito por el cual circular sin ir pidiendo perdón al personal, doy rienda suelta a mi timbre, y no vean ustedes lo divertido que es ir dando sustos a la gente que va por donde no debería (que, por otra parte, es alucinante la despreocupación con la que el personal cruza o camina, muchas veces sin mirar si le viene alguien).

Para terminar, una circunstancia temporal que en breve se verá solucionada, pero que, como decimos en Mallorca, "fa colló" (literalmente, "hace cojón", algo así como "hace gilipollas"). Se trata del hecho de que algunos de estos carriles los hicieron hace unos meses (medio año a lo sumo), y ahora mismo, con eso del Plan E, vuelven a estar levantados y se hacen de nuevo. ¿No es un gasto inútil , sobre todo con la crisis esta, hacer algo dos veces en tan poco tiempo?.

En resumen, que las cosas hay que hacerlas bien. Que en los papeles queda muy bien poner que Palma tiene muchos kilómetros de carriles bici. Eso nos convierte en una ciudad chupiguay y las autoridades pueden hacerse fotos y demás. Se nota que el que lo ha hecho no va en bicicleta (sólo el día de la foto), ni tiene que conducir. Pero para hacer las cosas bien, mucho me temo que habría que hacer transformaciones mucho más profundas en el trazado urbano. Transformaciones que dudo que nadie se atreva a hacer.

4 comentarios:

PENSADORA dijo...

Que nos lo montamos mal en España.

Deberíamos aprender de los chinos: todos por todas partes, coches, bicis, motos y gente... así haríamos selección natural, el que no aprenda civismo: ¡leña!.

Huy! que punky me he puesto... en fin...

Johannes A. von Horrach dijo...

Ya sabe que a un servidor lo tiene algo sulfurado lo del carril bici, pero no porque existan (o estén en proyecto de existir), sino por la manera en la que se están llevando a cabo. En general, atendiendo a todo el conjunto de medidas 'urbanísticas' que se están llevando a cabo, parece que la alcaldesa Calvo (creo que es buen momento para recordar que perdió las eleecciones frente al PP, por 14 a 11 escaños, y que si gobierna es gracias a la impresentable UM y a ese engendro llamado Bloc) tiene la intención de cambiar las costumbres en cuanto a 'movilidad' tienen los ciudadanos. Eso en sí no es un problema (todo el mundo sabe que el tráfico en Palma es un delirio; la peña coge el coche hasta para ir al kiosko de la esquina), lo malo es la manera precipitadísima en que se está haciendo, de golpe y sin miramientos. Hay que recordar que el carril bici ha eliminado cientos de plazas (gratuitas) de aparcamiento. Eso, teniendo en cuenta lo que decía, el volumen de tráfico enorme que soporta Palma, implica que el estrangulamiento circulatorio se intensificará.

Otro efecto lo hemos visto esta semana pasada, con el aumento (¡se han doblado!) las plazas de aparcamiento 'hora', medida que se ha llevado a cabo para contentar a las asociaciones de vecinos de Blanquerna, Pere Garau y compañía, que gracias al carril bici se han quedado sin muchas posibilidades de poder aparcar en su barrio. A este paso, toda Palma va a ser una inacabable zona hora...

Si a todo esto sumamos que Palma se ha convertido en una mala imitación de Beirut, una zona bombardeada por las obras del Plan E, sumado a las obras que lleva a cabo el Ayuntamiento, el resultado es el que todos días vemos: un desastre, sobre el que curiosamente tampoco se están llevando a cabo demasiadas críticas (estoy convencido que eso se debe a que el ayuntamiento es de 'izquierdas'. Con Fageda-Cirer y su Pal Mirall, y con el Madrid de Gallardón la prensa no ha sido tan moderada).

saludos

PD: ¿cómo se entiende que el mismo PSOE que está intentando, en Palma, que la gente deje el coche en casa, al mismo tiempo, a nivel nacional, Palma incluida, promueva una campaña multipublicitada para que el personal compre precisamente coches?

El Pez Martillo dijo...

Hombre, pens, más que punkie se nos ha puesto usted hoy muy soviética. Siempre he dicho que el caos español es entrañable, pero una cosa es una ligera informalidad y otra la más pura desfachatez y chulería (que es lo que muchos llevan a cuestas).

Estimado horrach, amén. Tengo poco que añadir a lo que dice, sólo recordar lo que digo al final de la entrada, que eso de cambiar la movilidad requiere transformaciones más profundas que poner carriles bici por todas partes y creer que sólo por eso ya está todo arreglado. Transformaciones que nadie se va a atrever a poner en marcha. y casi mejor, porque si se hacen de esta manera...

Sobre el hermoso plan E, el cual padezco en primerísima persona cuando he currado de noche y he de dormir de día, si reúno fuerzas le transcribiré y le enviaré una bronca facebookera con el que se ha convertido en el mamporrero de nuestra amiga con cargo electo a raíz de un comentario (más bien ex abrupto) mío acerca de la genial idea de levantar la ciudad entera.

Saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

También padezco el Plan E, sobre todo este verano, que trabajo mucho en ya sabe qué cubil para el tratamiento de ciertos vicios. Además, también padezco a unos vecinos hinchapelotas (gitanos, unos 6, de los cuales ninguno parece trabajar en nada honrado) y a unos tipos que llevan nada menos que dos jodidos meses pintando mi finca. Si a eso le suma el calor/humedad no es de extrañar que mi novia me llame la atención sobre mi cáracter sulfurado.

Sobre nuestra querida pareja, Conselleira and Ceja, cada día tienen más posibilidades de ser galardonados con el trofeo 'Chekistas del año'. Celosos guardianes de la ortodoxia progre, incansables meapilas del ideologismo humanitarista de baja estofa, no se va a poder ni respirar en este jodido país que llevan unos años gobernando. Que els bombin!

saludos