jueves, 20 de noviembre de 2008

Ideación suicida


El día que me suicide, escogeré la forma más brutal y dolorosa, la más traumática, la que más pavor ocasione a quien me encuentre. Por supuesto, esta persona habrá de ser la que más dolor me haya causado, para que mi cuerpo maltrecho y sin vida aparezca en sus pesadillas. Tampoco habrá notas de despedida, ni explicando mis motivos. El más que probable sentimiento de culpa hará que cada uno imagine mil motivos, y seguro que todos intentarán evitar implicarse en ellos, a pesar de que en el fondo no serán capaces de no dudar, siquiera por un momento. No ha de parecer un accidente. Que mi desaparición genere sufrimiento. Sólo así podría darle algo de sentido a mi vida.

9 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Lo más práctico, si uno pretende que se le recuerde y provocar dolor, es cargarse a alguien (antes de matarse, claro, que después es algo dificultoso), y en este caso el número es proporcional: a más muertos, más recuerdo y más dolor.

Hasta aquí la sección Los Consejos del Doktor H

Lob dijo...

La perrada del suicidio es que no puede uno quedarse a ver las consecuencias. "Disculpen que no me levante" y tal. Pelin demodé, por lo demás, o qué? Para un emo de esos modernos vale, pero jopetas.

El Pez Martillo dijo...

Sí, estimada Elizard, lo de recrearse en las fantasías suicidas es más como de otro tiempo, pero es lo que vino a la cabeza (algunas veces no filtro nada lo que escribo aquí, y sale lo que sale y como sale). En cualquier caso, ¿no hemos pensado todos alguna vez en lo que haríamos si nos fuéramos a suicidar (las formas más, o menos, dolorosas, rápidas, limpias..., lo que se debe sentir...)?. Yo sí, aunque nunca se me ha pasado por la cabeza llevarlo a la realidad.

Gracias, Herr Doktor por sus consejos, pero creo que lo mejor no es matarse después del estropicio, sino hacerlo en algún sitio con pena de muerte y que te maten ellos. Así se podría uno regodear en el juicio y toda la mandanga mediática. Por no hablar de esas cartas de amor que me enviarían las ctónicas, jejejej. Y los numeritos que podría montar en el juicio (rollo Ted Bundy, Richard Ramírez, Charles Manson, o, más cercano, EL Solitario). Sin duda así sería más divertido.

Johannes A. von Horrach dijo...

A servidor lo que le interesa de un fenómeno como el suicidio no es tanto la parte más vinculada a las ensoñaciones tirando a literarias, que tienen mucho de psicología subsuelítica, es decir, victimista y resentida, sino su realidad social, que es sistemáticamente escamoteada por los medios de comunicación. Estos medios, que nos bombardean con las cifras anuales de muertos en las carreteras, de asesinados por sus parejas, de víctimas del terrorismo, sin embargo nunca dicen que en España, cada año, se suicidan casi 4.000 personas...

PENSADORA dijo...

Pos chico, exceptuando la época de la adolescencia, en la actualidad, a mí ni se me pasa por la mente semejante idea...

Ahora bien, ya puestos tiene usted razón que si uno se suicida ha de hacerse con toda la mala leche posible. Una buena escena gore para dejar a la posteridad.

Anónimo dijo...

Ciertamente, me tiene usted muy preocupado. En cualquier caso, estoy convencido de que el primero en sentir pavor por la metodología elegida sería usted mismo y probablemente nadie más que usted, sobre todo cuanto más brutal, traumática, dolorosa y sucia ésta le pareciera. Nadie desea morir. Los demás seríamos meros espectadores y sentiríamos simplemente morbo, un morbo inconmensurable que nos llevaría a preguntarnos si su cuerpo descasaba ya inerte sobre un inmenso charco de sangre y orina cuando lo encontraron o si, por el contrario, le hallaron todavía con vida, luchando convulsivamente por liberarse de la correa de la que colgaba, oprimiéndole cada vez más fuerte el gaznate, y si al final nada pudo hacerse porque justo antes del expirar el último aliento se ahogó con sus propios vómitos. Nos preguntaríamos cuánto tiempo es necesario para que un cuerpo putrefacto llame la atención de los vecinos por el hedor que emana de éste. Intentaríamos imaginar la intensidad del hedor. Todo esto lo haríamos mientras tomamos sorbito a sorbito un café bien caliente en el bar de la esquina Luego, impasiblemente, dejaríamos atrás la página de sucesos de un periódico cualquiera que no volvería a caer nunca en nuestras manos. Supongamos que la persona que más daño le haya causado en vida encuentra su cadáver. Lo más probable es que durmiera a pierna suelta, complacida por haber perdido de vista para siempre a quién tanto despreciaba. Si ni siquiera deja una nota explicatoria, aclarando los motivos del suicidio, todavía resultaría menos impactante. Parecería el resultado de un episodio de locura, una auténtica chaladura y no serviría más que para alimentar el morbo de los demás. Querido amigo, su desaparición en tales condiciones no causaría ningún sufrimiento, tal vez algo de lástima. Todos somos prescindibles y algunos más que otros. No daría sentido a su vida, de modo que le invito a desistir de futuras tentativas de autolisis.

Un fuerte abrazo.

JM

El Pez Martillo dijo...

Tranquilo, que no pienso, ni de lejos, hacer nada de esto. Sólo era un ejerccio literario, nada más.

De todos modos, alguna precisión, puede que la persona que más daño me haya hecho no sea la que más me desprecie, sino la que más me quiera. Y tampoco es que lo hiciera para darle ningún sentido a mi vida (tengo claro que no la tiene de ninguna manera).

SAludos.

Anónimo dijo...

Así lo entiendo, como un mero ejercicio literario. En cuanto a las precisiones, se admite pulpo como animal de compañía, aunque sigo pensando que la persona que más le quiere no puede causarle tanto daño, si realmente le quiere; sí puede hacerlo la persona que más le quiso y también la que usted más quiere pero que no le corresponde. En cualquier caso, esto también es un ejercicio, aunque no sé si llega a literario, y llegado a este punto, debo confesarlo, una excusa para bucear un poco por su blog. Para mí esto de los blogs es como una especie de juguete nuevo, ya sabe...

Saludos y a ver si nos vemos un día de estos.

JM

El Pez Martillo dijo...

No se preocupe usted, JM, que esta es su casa y toda aportación es bien recibida. Bucee usted todo lo que quiera.

¿No nos vamos a ver mañana en el bluesville?