Anteayer tuve la ocasión de visitar el cementerio de un pueblo del centro de Mallorca. Pequeño y coqueto, las tumbas se alternaban con los mausoleos, y en medio, algunos nichos. Cruces, fechas y fotos, lo típico en cualquier camposanto. Se notaba la resaca de Todos los Santos: flores e insectos por todas partes. La soledad de la hora de comer de un domingo hacía difícil de imaginar la muchedumbre que solo unos días antes había circulado por allí, rindiendo homenaje a sus seres desaparecidos, pero seguro que así había sido. Los ramos empezaban a marchitarse, lo cual le daba un aire triste y desvaído al ambiente. Y en medio de aquel festival de colores semiapagados, gris y sola, una única tumba no tenía ninguna clase de adorno floral. Destacaba la piedra húmeda, lisa y totalmente vacía de entre todas las demás, que se mostraban, durante unos pocos días, llenos de color. Unos apellidos esculpidos ayudaban a identificar a los que allí descansaban. Pero nadie, absolutamente nadie, se había molestado en colocarles una triste flor. ¿Ya no quedaba nadie de esa familia que los recordara?¿Se habían trasladado lejos y no podían hacer la visita de rigor? ¿O simplemente pasaban? Daba igual, lo llamativo era ver esa muesca gris en medio del festival floral que había por todas partes. Podía imaginar la triste escena nocturna: espectros tristes y desolados, llorando, y sus vecinos intentando animarlos, aliviados de que alguien se hubiera molestado en dejarles un ramito, a modo de un último hilo que aún los mantuviera en contacto con el mundo de los vivos.
Estuve a punto de ir a buscar alguna flor campestre y hacer un ramo improvisado. Pero preferí dejarlo así, como estaba, como recordatorio de que al final, siempre está el olvido, y que ni todas las flores del mundo podrán cubrirlo o disimularlo.
Estuve a punto de ir a buscar alguna flor campestre y hacer un ramo improvisado. Pero preferí dejarlo así, como estaba, como recordatorio de que al final, siempre está el olvido, y que ni todas las flores del mundo podrán cubrirlo o disimularlo.
4 comentarios:
AINS! que escalofrío. Motivo de más para que siga planteandome el tema de la incineración y servir de fertilizante al planeta.
Más fertilizante es que te dejen tirada en medio del bosque, que los gusanos también tienen derecho a vivir.
A mi como si quieren celebrar un banquete con mis restos (así quedaría algo de mí en los que participaran).
JAJAJA!!!! Pero que brutote!.
Con lo bonito que es soñar que mis cenizas se esparcirán por el universo cual polvo de estrellas que siempre he sido y seré.... ¡AINS! jajaja!
¡OSTRAS! la palabra de verificación es "lipta" si le cambio la "p" por "s"...eeeehhh??? jajajaja!
Muchas veces las familias están lejos y no pueden visitar la tumba en el día de todos los santos. Pero también puede pasar que les de igual. ¿Quién sabe?
Bonito texto y bonitas palabras.
Un saludo desde funeraria benalmadena
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