miércoles, 23 de abril de 2008
Sant Jünger
Día del libro. Como de costumbre en esta fecha, he salido a dar una vuelta por la ciudad para ver el ambiente y los tenderetes que las librerías han desplegado por el centro. El día invita a ello: primaveral y templado. Las calles, abarrotadas de turistas y viandantes. Palma está muy bulliciosa últimamente. Los tenderetes, montados en el eje Cort-Sant Miquel , con la Plaza Mayor como epidentro. Allí he podido ver corresponsales de televisiones y radios entrevistando a la gente y a las autoridades que por allí circulaban (la alcaldesa, el presidente de la comunidad autónoma y yo hemos coincidido en aparecer a la misma hora, cosas del azar).
Me ha sorprendido negativamente la cantidad de libros "esotéricos" y de autoayuda new age que había (algún día he de hablar de lo poco que me gustan Bucay, Coelho y compañía). Y me he congratulado de ver cómo parece que la moda de los textos sobre la guerra, la posguerra y la dictadura se ha pasado un poco (aunque la prefería a lo de la autoayuda). La moda que no se termina es la de los libros en torno a supuestos enigmas históricos: he visto no sé cuantos códigos secretos y otros tantos enigmas ocultos. Es lo que ocurre cuando algo triunfa, que empiezan a proliferar las copias y refritos y la cosa pierde la mucha o poca gracia que en principio pudiera tener. Pero bueno, allá cada uno con sus gustos (o no, porque sorprende cómo éstos se ven arrastrados por las corrientes comerciales, con lo que uno piensa que a mucha gente le gusta lo que le echen).
Tengo la costumbre de, además de dar el paseo literario, comprarme algún libro. Para una vez que hacen descuento, hay que aprovecharlo. Y también es una costumbre que lo que me compre no sea lo que en principio tenía pensado comprar. Pero hoy sí que he sido fiel a mí mismo, aunque me ha costado. Al salir de casa tenía en mente dos grandes bloques: o biografías y diarios (en concreto Jünger y Dylan) o algo más actual, comercial y de moda (Zafón y su "sombra del viento", que aún no he leído, o Mallo y su proyecto nocilla). Por el camino he estado a punto de hacerme con los ensayos de Montaigne, pero lo he dejado para más adelante. Al final me he decantado por el primer volumen de las radiaciones de Ernst Jünger (ahora que lo pienso, muy de actualidad esto de las radiaciones, tal vez eso es lo que, inconscientemente me ha hecho decidirme), que descansa ahora mismo en mi mesa, junto al ordenador desde el que escribo. Le tenía ganas desde hacía tiempo, porque parece muy interesante y por lo mucho que me han hablado de él. Así que lo devoraré en cuanto tenga el tiempo que se merece.
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3 comentarios:
Me alegro de que se haya decidido por el gran Jünger. No le decepcionará su Radiaciones (bueno, y si le decepciona eso no sería atribuible a Jünger).
Nunca me ha gustado el ‘día del libro’. Soy lector y comprador de libros desde pequeño, y verbenas como ésta sólo están dedicadas a gente que precisamente apenas lee o compra libros. No me incumbe.
PD: ¿cómo es eso que todavía no tiene los Essais de Michel de Montaigne? ¡Pero si son de rabiosa actualidad!
Jo! que suerte.
Ayer me lo pasé de resaca, que como aquí es fiesta por lo del día de Aragón y San Jorge es patrón de Huesca... ¡en fin!... que me perdí el día del libro, la comida en el cerro de San Jorge (tradición oscense sin par)y encima hacía un día buenísimo ... aaayyyy!!! que la noche me confunde.
Con lo que me mola a mí darme una vueltecilla por los puestecitos de libros de segunda mano... ¡cachis!
Horrach, no me sea tan picajoso. Hubo una época en que mis escasos ahorros se iban en libros, y un 10% de descuento era algo muy goloso en aquellos tiempos. Fue entonces cuando instauré la costumbre de comprarme algún libro en el día del libro. Lo que hagan los demás (si leen o no, o si montan un circo sobre el libro o no), me da igual, pero un 10% es un 10%.
Pensadora, qué suerte, tú te lo pasaste de resaca. Ya me gustaría a mi, haber estado de resaca.
Salud!
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