Una vez alguien me contó de un tipo que coleccionaba ojos. Se trataba de un forense que, cuando unos ojos de algún cliente le atraían, los arrancaba y los colocaba en botes de formol que tenía en una estantería. No me lo creí. No pensaba que alguien fuera capaz de semejante locura. Hasta que el otro día un amigo me enseñó su colección de genitales femeninos.
7 comentarios:
Pues que alguien incluya los suyos, hombre, que no se quede con las ganas...
Locos estamos.
¿Los suyos? ¿De quién? ¿Los qué? No entiendo.
que fuerteee que fuerteeeeee!!!!!!! es una historia real??
No tiene que ver con la realeza. Si tiene que ver con la realidad lo dejo a su libre albedrío. En el fondo da lo mismo.
Anda ya¡¡¡
Me estás tomando el pelo¡¡¡
Bueno con lo que tu eres, y con todo lo que ves en tu jornada laboral, podría caberme la duda(...)
Pero,
¿qué quieres que te diga?
Pues que no te creo.(glup!)
Un besazo¡¡
Los suyos, los del coleccionista, sus genitales; no los de usted Pez. Me refería, digo...
Pues qué queréis que os diga, tien su poética esto de coleccionar vísceras. Yo mismo estoy pensando en hacer mi propia colección con los deshechos que pueda rapiñar del quirófano. Por lo pronto ya tengo una piedra de un riñón y un catéter ureteral.
Saluditos.
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