jueves, 22 de noviembre de 2007

Caída


Me dolió verla con ese gilipollas. Seguro que no la quería igual que yo, pero eso ella no lo sabía. Lo más curioso de todo es que por encima del estupor, el escalofrío y la decepción, crecía un inmenso alivio.

2 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

uy, uy uyuyuyuyuyu, para que después diga usted que no interprete sus entradas en según qué claves. ¡Pero si me lo pone a huevo!

El Pez Martillo dijo...

Consejo: desconfíe de lo excesivamente evidente.