El día que murió prometí que aprovecharía más los momentos, que no me acobardaría tanto, que la vida son dos días y hay que comerse menos el tarro. Pero qué le vamos a hacer, he vuelto a traicionarme. A mi y a los míos. Tal vez es porque vivir es un continuo acto de traición, el hecho más inmoral.
2 comentarios:
Sigue con tu promesa. Es inevitable retroceder en el intento. Por eso somos lo que somos "Humanos".
No sé trata de omitir, sino de emitir.
La vida son dos días o tres, pero lo que nos llevamos es tan nuestro que por eso nos distinguimos los unos de los otros.
Un beso fuerte.
pd. A pesar de tener algunas notas desafinadas entre tu y yo.
Qué le vamos hacer...,
;P
Notas desafinadas? Nada que no se pueda solucionar. Aún nos quedan bellas melodías que interpretar. Eso sí, sin traiciones, jejej, que uno intenta cumplir sus promesas.
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