domingo, 2 de septiembre de 2007
Heridas de guerra
La Guerra Civil Española está de moda. Desde hace unos años se multiplican las publicaciones, documentales, e incluso leyes, concernientes a aquellos tres años. Se oye a menudo que si es agua pasada, que si no hay que remover el pasado y no sé qué tópicos más. El principal es el de que no hay que reabrir heridas cerradas. Pero los que nos movemos en el mundo sanitario sabemos que las heridas nunca cierran. O al menos nada vuelve a ser como era antes. Quedan las cicatrices. Y a veces son muy feas. Y son un punto débil en la piel, un sitio por dónde es fácil que se vuelva a romper. No creo que las heridas estén cerradas. El interés por esa época creo que es debido a la distancia, a que empieza a quedarnos muy atrás, y podemos empezar a considerarlo como historia. Pero la historia es lo que queda muy atrás, lo que, aunque importante, no nos es vital. Cuando en nuestra biografía decimos de alguien o de algo que "ha pasado a la historia", es que ya no nos afecta, que no nos es importante. ¿Ocurre lo mismo con la guerra civil?. Evidentemente no. Más allá del uso torticero que desde algunos medios y posturas políticas (en realidad, desde todas) se da a las circunstancias de aquel conflicto, la guerra de 1936-1939 la llevamos marcada. Tan es así, que en España, cuando hablamos de "la guerra" (así, en general) todos sabemos a qué guerra nos referimos, no hace falta precisar si fue ésta o aquélla. Además, todos conocemos casos cercanos. Yo mismo, que nací con el dictador muerto, he vivido y palpado el miedo en la familia a hablar sobre el asunto, las reticencias a la política (y como casi todos, mis antepasados estuvieron en los dos bandos) y el temor a que pasara otra vez.
La distancia va creciendo, cada vez es más historia, es verdad. Pero todavía no lo suficiente. España sigue viviendo bajo el influjo de su guerra civil. Tal vez es por eso que aumenta el interés por ella, por ese sentimiento de que nos marca algo que está lejos y cada vez más en las brumas del pasado. Además, estamos en un momento crítico, porque los que la vivieron, los que nos lo pueden contar de viva mano, se nos van yendo. Y también está la épica, porque todo el aderezo ideológico que tuvo aquella lucha le dio un aspecto más monumental (además de darle un tono más internacional y de ser un prólogo para la guerra mundial que estaba por venir).
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6 comentarios:
Totalmente en contra, querido amigo. No creo que vivamos todavía bajo el influjo de la guerra civil encima. Nosotros ya pertenecemos a una generación que no guarda vínculo directo con ella (¿nos puede afectar lo que le pasó a algún abuelo nuestro al que apenas conocimos?). Otra cosa es que esta guerra se encuentre de nuevo en pleno discurso político, pero eso es algo muy distinto y, sobre todo, forzado. Las heridas puede que no cierren nunca, pero es que los que padecieron esas heridas, e incluso quienes las heredaron, ya no están por aquí o les queda poco. La memoria, cuando se ve desde tan lejos, es más inventada (sentimentalmente hablando) que otra cosa.
Yo estoy en contra del olvido, sobre todo si hay crímenes de por medio. Pero el problema que hay con la guerra civil es que nadie puede defender a ninguno de los dos bandos sin pringarse de sangre y de mierda. Recuerdo sí, pero no sólo en una dirección.
¿Por qué se habla ahora más sobre la guerra civil que en los 80, con gobierno del PSOE en el poder? Todo empezó sobre todo en el año 2000... cuando Aznar ganó por mayoría absoluta. ¿Estrategia de los que perdieron para revertir la situación, demonizando a esa derecha de la que nunca pensdaban que podía ganar por mayoría absoluta? Es posible.
Pues lamento que esté en contra, aunque también creo que no me he acabado de expresar bien, por lo que usted comenta. No digo que vivamos bajo el influjo de la guerra, sino que la herida sigue ahí, tal vez mal cerrada. Claro que ya no nos afecta, aunque hayamos visto el miedo de nuestros mayores, nosotros ya no lo padecemos. Tal vez es por eso que se habla más, porque no nos sentimos tan coartados.
Lo del discurso político es otra cosa, forzada, sí, pero sintomática. En mi opinión, cuando los políticos incorporan estas cosas al discurso no lo hacen a ciegas. Lo hacen porque saben muy bien que es algo que está ahí y que va a movilizar a la gente. Es una señal de lo que digo, que las heridas siguen ahí. Por supuesto, esto no quiere decir que la historia se vaya a repetir, y esta implicación de la clase política ha potenciado la cosa, es evidente (tanto que mi interés por el asunto ha menguado).
Sobre lo de Aznar, permítame discrepar. Es cierto que la utilización política pueda venir de ahí. Pero el interés e incluso la polémica venían de bastante atrás. Lo sé porque es un tema que siempre me ha interesado, y desde hace años he leído cosas sobre la guerra civil, desde antes de la mayoría absoluta del PP, y me he dado cuenta de la progresión de publicaciones que ha habido desde entonces. Y entre mi círculo había un interés parecido. Otro ejemplo: en 1º de BUP (allá por los primeros años 90, el PP aún no estaba en el poder) el profesor de historia, que era un poco raro, nos pidió que le dijéramos qué es lo que queríamos que nos explicara, que ya estaba harto de contar la historia de forma lineal y sin poderlo explicar todo. La respuesta fue casi unánime, le pedimos que queríamos saber más sobre la Guerra Civil.
Personalmente nunca me he sentido implicado en ninguno de los dos bandos guerracivilistas, entre otras cosas porque mi primera fuente de información sobre la misma fue mi abuelo materno, Juan Miralles, que participó por el bando franquista siendo, como era, un claro y orgulloso antifranquista (eso no implica que defendiera el Frente Popular, que no). Creo que su visión del conflicto era muy ecuánime y justa, en la misma medida que él era ecuánime y justo (además de ser la persona más digna que he conocido nunca. De largo, la única persona de mi triste familia con la que he tenido muy buena relación).
Cuando digo que a partir del 2000 hubo un repunte en cuanto al interés por la guerra civil lo digo con datos. Y es que a partir de ese año se multiplican llamativamente los libros (novelas o análisis históricos) sobre el conflicto, sobre todo los que defendían (algunos, inmaculándolo) al bando del Frente Popular). Defensas, directas o tácitas, del franquismo se han dado, pero implicando a menos autores (Pío Moa y César Vidal, sobre todo) y publicaciones.
Completamente en contra contigo, Horrach: por supuesto que vivimos bajo la influencia del fascismo. Cuando un hombre golpea a su mujer, eso es fascismo; cuandos e instaura bolonia, eso es fascismo. La guerra ha dejado huella en este país, pero no solo en la gente que, como dices, es mayor, sino en pibes como yo que somos jóvenes pero tenemos cierto criterio político e histórico.
Por cierto, en una guerra no s epuede ser ecuánime, porque la historia la escriben los vencedores y aquello en realidad fue una matanza del frente republicano.
Atte.
Adriana.
Hola Adriana, un placer que te pases por el blog, aunque sea para discrepar.
Y si hay que discrepar, empezaré a doiscrepar yo. No hay una palabra tan mal utilizada hoy en día como "fascismo", tanto que se ha visto desvirtuada y ha perdido todo significante. En sentido estricto, fascismo sólo lo hubo en Italia y, a su manera, en Alemania. Dudo mucho que a Franco se le pueda tildar de fascista. Así que no creo que le hagas ningún bien a esas situaciones que dices acusándolas de fascistas. No por usar palabras ya gastadas y con un cierto marchamo agresivo se hace a esas cosas más o menos deplorables. Lo que dices es condenable en sí mismo, sin tener que usar calificativos que, a mi modo de ver son ridículos.
Por otro lado, no creo que la guerra que dices que te ha dejado huella sea la misma que vivieron nuestros antepasados. Incluso puede que no sea la misma que me dejó huella a mí (si es que me la dejó). Personalmente pienso que esta nuestra sociedad es tan vacía y tan "plana", que tiene que ir a buscar sus problemas a otras épocas, y de eso participan los que hablando de la guerra civil pretender vivir como si estuvieran en ella (hemos visto demasiadas películas y leído demasiado, y ya no sabemos distinguir el relato de la vida).
Finalmente, yo tampoco pretendo ser ecuánime, pero tampoco hay que estar ciegos, y, aunque, si he de elegir mis simpatías van hacia uno de los bandos (esa es parte de la desgracia, que incluso hoy en día no se puede uno mostrar distanciado del asunto), no pondría la mano en el fuego por él.
Un saludo desde este lado del espejo.
Soy una adolescente de tan solo 16 años de edad, mi abuela y una hermana suya (de 8 que eran) son las unicas en vida.Mi opinion es que estemos o no bajo la influencia de esa guerra civil, ha formado parte de todos hayas estado alli o no. Yo la veía de lejos pero este trimestre estoy estudiandola y me he dado cuenta de que no es de hace tanto tiempo, he hecho gravaciones de mi abuela contandome cosas sobre sus experiencias..
Creo que la guerra civil se considera historia porque ya ''está pasada'', pero ha estado ahí, los gritos de la gente han recorrido las calles por las que vamos ahora y recuerdos que nosostros no podemos imaginar inundan las mentes de esas personas que según dice Horrach han fallecido o les queda poco.Es un hecho que sin estar yo allí me ha marcado mucho simplemente por lo que me ha contado mi abuela,la expresión de su cara sus gestos.
Referente a lo de que no seguimos bajo su influencia, contaré una anécdota :
Yo de pequeña me pasaba casi todos los días en casa de mi abuela y noches de tormenta mi abuela a las 4 de la mañana ha venido a mi cama me ha despertado ha apagado las luces, y me ha llevado a un cuarto de baño muy pequeño con una vela, me ha dicho que me pusiera un palo de madera en la boca y nos hemos quedado sentadas hasta pasara la tormenta...o el trauma que tenia mi abuela, EL BOMBARDEO, pánico y terror me ha reflejado su rostro y cada vez que hay tormenta aunque no esté con ella apago las luces y me pongo bajo de las sabanas porque de verdad que ver a una persona como yo he visto a mi abuela, es traumatico .Y tanto que aun seguimos influenciados por esa guerra,la qual creo, que todavía no ha acabado
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