jueves, 7 de septiembre de 2006

Masificación


Fragmento de la película The Wall de Pink Floyd (son las canciones In the flesh, Run like Hell y Waiting for the worms), donde se recoge una de los fenómenos más siniestros que pueden ocurrir con las masas.

Aunque no siempre nos demos cuenta y a veces no lo queramos ver, las cosas tienen más de una lectura y una cara desde la cual contemplarlas y estudiarlas. La realidad es poliédrica. Lo mismo ocurre con el ser humano. A nivel individual es interesantísimo, su comportamiento contradictorio supone el acicate para siglos de reflexión y estudio. La gente en general es inteligente. Conozco personas sin demasiados conocimientos que pueden dejarte sentado con alguna frase lapidaria. Otra cosa distinta es que a menudo no sepan darle contenido a su inteligencia o que la desvíen hacia actividades poco constructivas (analizar el comportamiento de los vecinos, los famosos, los clubes de fútbol y sus historias, por poner algunos pocos ejemplos). Pero como conclusión me quedo con que la gente es inteligente y muy interesante. Me gusta tratar con las personas.

Pero si nos vamos a otro plano, el grupal, resulta que la gente es tonta, manipulable, primaria, inconsciente, indiferenciada. En la masa los individuos dejan de serlo para pasar a formar parte de un conglomerado que en realidad no los necesita, porque tanto da uno que otro. Y las masas son maleables. Como esos monigotes que se venden que son una goma llena de arena y con una cara dibujada, a los que se les puede dar la forma que se quiera. Eso es lo que pasa con las masas. Cualquiera puede llegar y darles forma. Sólo hace falta neutralizar a los individuos que hay en ella, impedir que destaque lo que nos distingue, lo que nos divide de los demás.

Los tiempos modernos suponen la irrupción de esta realidad que es la masa. La superpoblación y las nuevas formas políticas facilitaron que aparecieran las masas en la escena mundial. El siglo XX es el escenario en el que las masas han desarrollado su acción. Al decir esto, mucha gente puede pensar en los totalitarismos que ha dado ese siglo. Eso fue la cara más degradada y lamentable de cómo se puede manipular a las gentes. Pero la cosa no termino con el fascismo y el comunismo. Porque en nuestro mundo democrático también se aprecia la irrupción de las masas. De cada vez hacemos más cosas en grandes grupos. Conciertos, espectáculos deportivos, audiencias, manifestaciones. En todos estos fenómenos sólo importa el número, que haya muchos. Cuantos más, mejor. Incluso se dice con admiración: "menudo gentío".

Puede ser que sean muchas personas que libremente decidan acudir a estos sitios, o que pongan la tele en un canal. Pero me temo que muchas veces hay un cierto efecto gregario y acrítico en todo esto. Porque también se dice a menudo: "habrá mucha gente", como si eso fuera argumento suficiente.

La explicación podría residir en algo así como un deseo de disolución. De tanto en tanto necesitamos diluir nuestra individualidad en el grupo, hacer algo en consonancia con los demás. Puede que hasta sea sano para nuestras mentes. Porque no somos individuos aislados, sino que vivimos en sociedades, y a veces hay que acallar al individuo que somos para reforzar la pertenencia a la sociedad. Creo que las fiestas populares responden a este impulso. En ellas la sociedad se unifica, se diluye y queda como nivelada (muchas fiestas se basan en una ridiculización de las figuras importantes, bajándolas en cierto modo del pedestal en el que están el resto del año). Pero eso ocurre sólo una vez al año. Lo malo es cuando hay un deseo patológico de diluirse de forma continua. Eso sí que me parece peligroso. Y es lo que veo a mi alrededor más de lo que me gustaría.

5 comentarios:

Cvalda dijo...

Durante muchos años he intentado dejar de lado lo que soy, amoldarme a lo que son los demás y sentirme parte de algo, una más. Pero cada vez me cuesta más mentirme a mi misma, mi cuerpo ya no quiere seguir al de los otros. Y de vez en cuando, aunque cada vez menos, me encuentro en conflicto interior conmigo misma por querer hacer lo que siento que quiero hacer, dejando de lado lo que hacen los demás.
¿Por qué me siento así? ¿Por qué ser diferente es tan difícil? Formar parte de la masa deberías ser algo bueno, tantas personas unidas por un mismo sueño, una idea o lo que sea, es una idea increíble, pero...¿por qué más que una opcion parece una obligación?

El Pez Martillo dijo...

Tengo mis dudas de que los que se unen para una idea como tú dices sean una masa. Siempre formamos perte de grupos. Pero con lo de masa me refiero más bien a estas aglomeraciones que no tienen ningún fin determinado y en las que todo el mundo es sustituible, porque lo de menos es la persona. Y estamos rodeados de ejemplos. Estoy pensando en esas coreografías de canción de verano, en las que toda una discoteca se mueve haciendo los mismos pasos (ahí no hay idea alguna, sólo gente repitiendo de forma estereotipada los mismos movimientos estúpidos), o también en las clases de aerobic (venga, todo el mundo, y uno y dos, eso suena como muy militar ¿no?).
Si hay una idea o un objetivo ya hay una cierta racionalidad, y hay objetivos que sólo se pueden conseguir en grupo (y también una cierta organización). Pero la masa es algo distinto, es más impulsiva e irracional, y es uniforme.

Cvalda dijo...

Aunque no me he explicado bien,quería decir que la masa debería ser eso, la unión con un fin, no un simple conjunto de gente sin sentido...Pero poco a poco la sociedad intenta que todos seamos parte de esa masa...

El Pez Martillo dijo...

¿La sociedad o una parte de ella? ¿De forma involuntaria o a drede?

Anónimo dijo...

El muro es una de esas pelis que me gusta ver más de una vez y analizarla, cada vez que la veo saco algo nuevo ;-)