Palabras. Rodeos, atajos, escamoteos de un problema. Pasan por la solución, pero no son más que un mirar a otro lado, las anteojeras que nos colocamos para no ver que ahí, ante nosotros, hay una pregunta, algo oculto, un misterio. Las palabras como prisión, cadena y grillete de la presencia, que incluso llegan a sustituirla. Y sin embargo, no tenemos mucha más opción. He ahí la tragedia.
miércoles, 10 de octubre de 2007
Palabras, paraules, parole
Palabras. Rodeos, atajos, escamoteos de un problema. Pasan por la solución, pero no son más que un mirar a otro lado, las anteojeras que nos colocamos para no ver que ahí, ante nosotros, hay una pregunta, algo oculto, un misterio. Las palabras como prisión, cadena y grillete de la presencia, que incluso llegan a sustituirla. Y sin embargo, no tenemos mucha más opción. He ahí la tragedia.
domingo, 7 de octubre de 2007
Cuando el médico juega a ser enfermera

Hace ya tiempo que hablé sobre las, a veces conflictivas, relaciones entre medicina y enfermería, y los impulsos que nos mueven de querer ser algo así como pequeños médicos o médicos a medias (o minimédicos, como llamamos a algunas enfermeras en el gremio). Ya expliqué que hasta cieto punto es lógico, dada la preponderancia que la medicina ha tenido en el mundo de lo sanitario.
Pues bien, desde hace algún tiempo vengo observando que, fallo de las enfermeras, que no hemos sabido dejarles las cosas claras, los médicos se entromenten en nuestro trabajo. Toman decisiones que nos correponderían a nosotras, y, en una especie de paroxismo, se lanzan a actuar sobre el paciente a la manera enfermera. No deja de ser sorprendente. Cuando estas cosas pasan, uno no sabe si estamos ante una enfermera frustrada (o que equivocó su carrera) o ante alguien que no tiene claro cuál es su trabajo y cuál es el de los demás.
Supongo que tendrá que ver con eso del enfoque holístico y de las críticas que se dirigen hacia la medicina por ser inhumana. Pero cuidado, porque quien mucho abarca poco aprieta, y por querer estar al lado del paciente pueden dejar de hacer cosas. Ciertamente, no debemos de perder la perspectiva global de las personas a las que tratamos, y el trabajo en equipo es importante. Pero eso no quiere decir que nos metamos en la labor de los demás, ni que debamos ir codo con codo a hacer las cosas. No. Cada uno tiene su función y su papel que desempeñar. Y trabajar en equipo supone no olvidar el papel de los demás, en parte precisamente para no caer en el barroquismo asistencial de todo el mundo desviviéndose por ti, como si todo el mundo en el hospital fuera la madre Teresa. A mi no me gustaría que todo el mundo esté hiperpendiente de mi. Que se centren en aquello por lo que he acudido a ellos, en diagnosticar y prescribir, que ya me buscaré yo la vida en la medida en que pueda. Y en lo que no pueda, espero que haya una enfermera capaz de ayudarme a que lo logre en el mayor grado posible.
sábado, 6 de octubre de 2007
Coreografía
Siguiendo con el tema de la música y colaterales, hoy me apetece hablar sobre el baile. Es otro de esos accesorios que, en la mayoria de los casos, están de más. Como ya dije, la música genera sensación, y el baile debería ser un fruto de esa sensación, del estado interior que se genera. Cada uno de nosotros se sitúa ante la música de un modo diferente. Unos van alegres, otros tristes, otros indiferentes, hay mil formas de acceder. Y cada uno tendrá su respuesta. Y el baile debería ser la expresión de eso, pero no para que los demás lo vean, sino como una forma de completar la experiencia musical, de perfeccionarla. Por eso no me gustan las danzas ritualizadas, los estereotipos, las coreografías. Es auniformización no es compatible con la música. Salvo que se busque que todos sientan lo mismo, porque si el movimiento puede ser expresión de algo interno, también, con el tiempo, puede llegar a modularlo. Esto es lo que con toda probabilidad se busca con los bailes rituales, la sensación de comunión, de que se forma una sociedad cohesionada y sin fisuras.
Y en una época como la nuestra, atomizada y escindida, esa necesidad de demostrarnos que las sociedades somos un cuerpo que nos movemos al unísono es más perentoria que nunca. Y por eso nos dedicamos a bailar igual, siguiendo los mismos pasos, e incluso estamos dispuestos a tomar clases de baile. Eso cuando no nos da por inventarnos coreografias estúpidas para desarrollar cuando suena la canción de moda. Funciona todo igual que la danza tribal: ellos con la excusa de la conexión con los espíritus, y nosotros con lo que es sagrado para nosotros, el tiempo libre (que es muy dudoso, porque a saber qué libertad hay cuando todos hacemos lo mismo).
viernes, 5 de octubre de 2007
Letra y música
Con el tiempo, me voy dando cuenta de que cada vez le presto menos atención a las letras de las canciones. Es más, hay canciones que están entre mis favoritas y de las que no sabría muy bien decir qué es lo que cuentan. Tiendo a focalizar mi atención en el conjunto, en la sensación que me provoca, más que en el mensaje que transmite. Porque, seamos sinceros, la música siempre ha sido un medio para generar estados anímicos (es muy probable que el primer uso de la música haya sido el ritual) y no para lanzar proclamas. Aunque es cierto que la voz puede funcionar como un instrumento más y encajar dentro de la melodía. Eso es lo que me interesa, no que me hagan pensar. Para pensar ya tengo otros instrumentos. La música es otra cosa.
jueves, 4 de octubre de 2007
Burbuja
Cada vez estoy más convencido de que vemos lo que queremos ver, de que de algún modo lo que recogemos de nuestro entorno es lo que nosotros ponemos en él. Porque, en definitiva, vivimos en una burbuja a través de la cual vemos el exterior. Pero claro, este exterior está deformado por la burbuja, y así vemos los colores y las formas alteradas según nos vaya en el asunto. No creo demasiado en la objetividad (que no sería más que un juego intersubjetivo en torno al cual poder desarrollar otros juegos en favor de cada uno). La cosa tiene que ver y al mismo tiempo no tiene que ver con ese mantra new age de que recolectamos lo que proyectamos, que si uno está agresivo sólo verá agresividad en torno. También con el refranero, con aquello de "quien siembra vientos recoge tormentas". Por eso es por lo que tendemos a repetir patrones de conducta o sentimentales (o, más frecuentemente, una combinación de ambos), porque en el fondo, lo que hay ahí fuera tiene que ver con el aquí dentro (con lo que estas distinciones quedan bastante difuminadas, no quedando claro dónde empieza una y termina la otra).
miércoles, 3 de octubre de 2007
Migala. Gurb song
We got to know each other
by caressing each other's scars
Avoiding getting too close
to know too much
lunes, 1 de octubre de 2007
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