Resulta que hay una página web que facilita las infidelidades de pareja. De la cual unos hackers han pirateado sus bases de datos. De entre la información entresacada y que se ha publicado, destaca el hecho de que la grandísima mayoría de sus clientes son hombres, y que de las mujeres, un porcentaje nada desdeñable son en realidad hombres con un perfil falso. En seguida han salido las hermanitas de la corrección a subrayarlo, dando a entender que los hombres somos de naturaleza infiel y que ellas, pobres, son sólo unas amantísimas y abnegadas esposas que tienen que aguantar cornamentas varias. Como si las listas de usuarios de una web fuera una radiografía de la infidelidad en el mundo.
Pero yo lo interpreto de otro modo mucho más simple: ellas no necesitan acudir, y no acuden, a webs para ser infieles. Tiene otro "estilo". Y es que no hay mejor modo de poder ser infiel que haciendo creer a todo el mundo que eres de una pureza prístina e inmaculada, que en cuestiones amorosas entregas todo tu ser. Y si además te escandalizas con los cuernos ajenos, el disfraz ya es muy verosímil.