lunes, 29 de junio de 2015

Vacunar o no vacunar

Vaya por delante que cada uno es libre de tomar las decisiones que considere oportunas. Y que no me parece bien que se obligue a vacunar a todos los niños, aunque todos deberían estarlo. Lo que debería ser obligatorio es el ser rigurosos con los motivos que nos llevan a tomar decisiones, sobre todo cuando son importantes y afectan a nuestra vida o muerte. 

Porque con esto de las vacunas he oído argumentos muy poco consistentes, pero que la gente se traga sin problemas. Por un lado están los que dicen que las vacunas tienen efectos secundarios, entre los que destacan el autismo. Nos ha jodido mayo con las flores y los tallos. Señores, TODO tiene efectos secundarios, no hay nada completamente seguro en esta vida, y resulta sorprendente que haya gente que todavía no se haya dado cuenta. Respecto al autismo, bien, es posible (aunque en todo caso no es algo masivo), y vale más pasar el riesgo de acabar autista que el de morir o quedar con graves secuelas (que empequeñecen al autismo). Por otro lado, está la cuestión de las compañías farmacéuticas. El cine nos ha hecho mucho daño, y vemos supervillanos dirigiendo empresas que quieren dominar el mundo por todas partes (y peor, nosotros nos creemos superhéroes que los vamos a derrotar). No digo que no se les puedan reprochar algunas cosas. Pero de ahí a ver un interés en tener secuestrada a la sociedad para ganar dinero a expuertas (sobre todo a través de la vacunación), pues no lo acabo de ver. 

Al final, es una cuestión de creencias, y cada uno traga con aquello que mejor alimenta y potencia sus prejuicios. Así que olvídense de lo que decía más arriba del rigor en las decisiones, sería demasiado pedir. Con ser conscientes de las consecuencias y riesgos y asumirlos, bastaría, y que cada uno haga lo que le rote. 

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