En los últimos días, a nivel público y privado, en asuntos distintos, he oído en varias ocasiones el argumento del "estás manipulado", como una forma de descalificar actitudes u opiniones que no gustan o que no son las esperadas. Ciertamente, la influencia de los demás y su capacidad para administrar la información, así como sus dotes persuasivas, son una posibilidad a tener en cuenta, pero no es algo tan simple como quieren creer. Entre otras cosas porque, a no ser que haya un empleo de la fuerza y la amenaza, el que es manipulado lo es porque se deja manipular, lo cual implica una cierta coincidencia a priori con el manipulador y sus posiciones. No es que seamos puras marionetas con la mente en blanco que terceras personas se encargan de manejar. Y en definitiva, en el caso de las opiniones, eso no las invalida (pueden estar bien argumentadas y ser congruentes y adecuadas, el cómo no anula el qué, aunque dicho cómo pueda ser reprobable), y más bien es un síntoma por parte del acusador, que muestra así la frustración de no haber conseguido él manipular en su favor. O de ser incapaz de contraargumentar. Se cree estar descalificando al otro, pero como toda descalificación que pretende anular en bloque, mina la propia posición cuando la cree reforzar.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
Manipulados
En los últimos días, a nivel público y privado, en asuntos distintos, he oído en varias ocasiones el argumento del "estás manipulado", como una forma de descalificar actitudes u opiniones que no gustan o que no son las esperadas. Ciertamente, la influencia de los demás y su capacidad para administrar la información, así como sus dotes persuasivas, son una posibilidad a tener en cuenta, pero no es algo tan simple como quieren creer. Entre otras cosas porque, a no ser que haya un empleo de la fuerza y la amenaza, el que es manipulado lo es porque se deja manipular, lo cual implica una cierta coincidencia a priori con el manipulador y sus posiciones. No es que seamos puras marionetas con la mente en blanco que terceras personas se encargan de manejar. Y en definitiva, en el caso de las opiniones, eso no las invalida (pueden estar bien argumentadas y ser congruentes y adecuadas, el cómo no anula el qué, aunque dicho cómo pueda ser reprobable), y más bien es un síntoma por parte del acusador, que muestra así la frustración de no haber conseguido él manipular en su favor. O de ser incapaz de contraargumentar. Se cree estar descalificando al otro, pero como toda descalificación que pretende anular en bloque, mina la propia posición cuando la cree reforzar.
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1 comentario:
Además, sienta muy mal, porque empequeñece. Uno prefiere ser llamado manipulador que manipulado.
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