Está bien ser crítico: ver lo desagradable, intentar tener en cuenta el lado menos simpático de las cosas. No conviene caer en demasiadas complacencias (y autocomplacencias), hay que estar alerta. Pero a veces uno se siente abrumado y aplastado por esa negatividad, y querría tener una mayor capacidad para reconocer lo bello y agradable, más sensibilidad para ello. no es incompatible una cosa con la otra, y el ideal sería poder ver lo bueno y lo malo que hay en todo, tenerlo presente y no dejar que lo uno anule a lo otro. Sólo así podría evitar que lo negativo en mí anule a lo positivo que yo pueda albergar.
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