miércoles, 27 de noviembre de 2013

Manipulados





En los últimos días, a nivel público y privado, en asuntos distintos, he oído en varias ocasiones el argumento del "estás manipulado", como una forma de descalificar actitudes u opiniones que no gustan o que no son las esperadas. Ciertamente, la influencia de los demás y su capacidad para administrar la información, así como sus dotes persuasivas, son una posibilidad a tener en cuenta, pero no es algo tan simple como quieren creer. Entre otras cosas porque, a no ser que haya un empleo de la fuerza y la amenaza, el que es manipulado lo es porque se deja manipular, lo cual implica una cierta coincidencia a priori con el manipulador y sus posiciones. No es que seamos puras marionetas con la mente en blanco que terceras personas se encargan de manejar. Y en definitiva, en el caso de las opiniones, eso no las invalida (pueden estar bien argumentadas y ser congruentes y adecuadas, el cómo no anula el qué, aunque dicho cómo pueda ser reprobable), y más bien es un síntoma por parte del acusador, que muestra así la frustración de no haber conseguido él manipular en su favor. O de ser incapaz de contraargumentar. Se cree estar descalificando al otro, pero como toda descalificación que pretende anular en bloque, mina la propia posición cuando la cree reforzar. 

1 comentario:

Johannes A. von Horrach dijo...

Además, sienta muy mal, porque empequeñece. Uno prefiere ser llamado manipulador que manipulado.