Te pones una coraza para que no te hagan daño, para sobrevivir a la intemperie. Y a veces esa coraza es tan dura que no te deja mover y te provoca llagas. Pero, ¿acaso sería mejor endurecer el interior? La cuestión, como en casi todo, es encontrar un equilibrio entre dureza externa e interna, y saber que ambas implican riesgos que hay que asumir.
2 comentarios:
¿y qué tal ni lo uno ni lo otro?
A lo mejor, simplemente, la coraza sobra y con ser uno mismo es suficiente. El daño que a uno le hacen es el que uno permite que le hagan, esto no significa que las cosas no duelan pero el dolor es parte del sentir y el sentir requiere eliminar corazas.
¡huy! ¡como me pongo! jejeje!
¿Y si el ser uno mismo implica poner corazas?
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