Cuando
alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser
agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La
filosofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras
preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía
sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no
contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la
estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene este
uso: denunciar la bajeza del pensamiento bajo todas sus formas.
¿Existe alguna disciplina, fuera de la filosofía, que se proponga
la crítica de todas las mixtificaciones sea cual sea su origen y su
fin? Denunciar todas las ficciones sin las que las fuerzas reactivas
no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta mezcla de
bajeza y estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las
víctimas y de los autores. En fin, hacer del pensamiento algo
agresivo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no
confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la
moral o la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia,
que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos
prestigios. ¿Quién, a excepción de la filosofía, se interesa por
todo esto? La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de
sí misma: empresa de desmixtificación. Y, a este respecto, que
nadie se atreva a proclamar el fracaso de la filosofía. Por muy
grandes que sean, la estupidez y la bajeza serían aún mayores si no
subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir
todo lo lejos que querrían, que respectivamente les prohíbe, aunque
sólo sea por el qué dirán, ser todo lo estúpida y lo baja que
cada una por su cuenta desearía. No les son permitidos ciertos
excesos, pero ¿quién, excepto la filosofía, se los prohíbe?
¿quién les obliga a enmascararse, a adoptar aires nobles e
inteligentes, aires de pensador? Ciertamente existe una mixtificación
específicamente filosófica; la imagen dogmática del pensamiento y
la caricatura de la crítica lo demuestran. Pero la mixtificación de
la filosofía empieza a partir del momento en que ésta renuncia a su
papel... desmixtificador, y tiene en cuenta los poderes establecidos:
cuando renuncia a detestar la estupidez, a denunciar la bajeza. Es
cierto, dice Nietzsche, que actualmente los filósofos se han
convertido en cometas. Pero desde Lucrecio hasta los filósofos del
siglo XVIII debemos observar estos cometas, seguirlos todo lo
posible, hallar su camino fantástico. Los filósofos-cometas
supieron hacer del pluralismo un arte de pensar, un arte crítico.
Supieron decir a los hombres lo que ocultaban su mala conciencia y su
resentimiento. Supieron oponer a los valores y a los poderes
establecidos aunque no fuera más que la imagen de un hombre libre.
Después de Lucrecio ¿cómo es posible preguntar aún: para qué
sirve la filosofía.
Gilles Deleuze (1925-1995)
Nietzsche y la Filosofía
No hay comentarios:
Publicar un comentario