He hablado en este lugar, de forma directa o indirecta, de Literanta, una de las librerías más interesantes de Palma, en la que se puede tomar un café y buscar algún libro digno de ser leído. Un lugar con una atmósfera especial en el que abundan los libros con mayúsculas: clásicos y temáticos, los best-sellers del momento ocupan un lugar marginal. Y para los que nos interesamos en la filosofía, es de largo la librería palmesana en la que más libros de filosofía encontrar. Al menos así era hasta que hace unos meses llegó La biblioteca de Babel, otra librería-bar (que además es enoteca), hermana de Literanta (en más de un sentido) y que cuenta con un gran surtido de textos filosóficos (toda una pared es para la filosofía). Por ponerle una pega, el bar no es tan acogedor, al menos de momento, pero no todo podía ser perfecto.
Desde que existen estas dos librerías, el panorama librero palmesano ha cambiado, ha sido como un soplo de aire fresco que ha dado algo de color al grisáceo lienzo de esta ciudad (en realidad, se han abierto algunas más, pero estas dos son las que más éxito están teniendo y las que tienen un carácter algo distinto a las demás). Algo se viene moviendo en Palma desde hace unos cinco años, y no sólo es por estas librerías, aunque ellas son un claro síntoma. Esperemos que la cosa no se quede ahí y sea el principio de una nueva etapa en la vida cultural palmesana (en la no subvencionada, se entiende).
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