martes, 31 de marzo de 2009
Prepotencia
lunes, 30 de marzo de 2009
Confusiones
Pero vamos, es sólo una intuición. Porque no seré yo el que tire la primera piedra.
domingo, 29 de marzo de 2009
Peret y Muchachito. El muerto vivo
Ahora entiendo lo de la pegatina en la puerta de un bar.
sábado, 28 de marzo de 2009
No estaba muerto
"Mi dios está vivo. Hoy hablé con él."
Lo vi en el escaparate de un establecimiento palmesano, cuya actividad nada tenía que ver con lo religioso. En seguida caí en la cuenta de que aquello con toda probabilidad era una respuesta a la estupidez de alguna asociaciónn atea, que colocó publicidad ateísta en algunos autobuses de Madrid y Barcelona. Y claro, como no hay mejor forma de confrontarse a la estupidez que siendo aún más estúpidos, pues ahí tenemos la pegatinita de marras. Puede que a alguien le sea útil. A mi, me provoca una sonrisa cada vez que paso por delante de ella.
viernes, 27 de marzo de 2009
Abismarse
jueves, 26 de marzo de 2009
miércoles, 25 de marzo de 2009
La terapéutica filosófica
Hace un par de años, supe de una iniciativa de alumnos de la Universidad Autónoma de Madrid que pretendían llevar la filosofía a los hospitales, para que los pacientes pudieran sacar alguna enseñanza de lo que los filósofos habían dicho sobre la enfermedad, la muerte y la existencia. La dificultad es hacer que nos pongamos en el estado mental necesario para estar absorbido por las ideas ajenas y olvidarnos de que algo nos duele o nos molesta. Difícil, sí. Pero no imposible. O al menos nada que no se pueda lograr con el preciso entrenamiento.
Yo ya me he puesto a ello. Un rato de meditación todos los días, y al carajo la hipocondria y la enfermedad. ¿O convendría, tal vez, meditar trayéndolas al primer plano, haciendo de ellas el caballo salvaje al que domar?.
martes, 24 de marzo de 2009
Opinando
lunes, 23 de marzo de 2009
El trato con las cosas
domingo, 22 de marzo de 2009
sábado, 21 de marzo de 2009
Payasos en el hospital
El otro día, y en entrada colectiva, se planteaba la cuestión acerca de la introducción de las mal llamadas terapias alternativas a la práctica habitual de nuestros hospitales. Es evidente que no es una tarea fácil, pero no es imposible. Para ello, voy a tratar una realidad con la que me encuentro todos los días: los payasos de hospital. No quiero ni imaginar lo que tuvo que escuchar la persona que tuvo la idea de llevar payasos a los servicios de pediatría. Sin embargo, hoy es una realidad bastante aceptada y que nadie discute, al menos en mi entorno.
En estos días se cumplen los quince años de la creación de la ONG La sonrisa médica, que trae algo de color a la gris realidad de los servicios de pediatría de la isla. No sé si hay algún estudio acerca del impacto de las visitas tan distintas a las habituales, y tampoco creo que sea necesario. Basta con la reacción de los niños, que se saben los días en que los payasos han de venir, y que disfrutan, en la medida que pueden (sus enfermedades no siempre se lo ponen fácil), de los números y canciones que interpretan. Y con los niños, los padres, que en medio de la angustiosa situación de tener a algún hijo ingresado (a veces con graves dolencias), ven cómo pasan un rato distraído, e incluso se olvidan, por un momento, de sus molestias. Y los que allí trabajamos tampoco somos ajenos a la actuación de los payasos, que intentan meternos dentro de sus números de uno u otro modo (y nosotros a ellos, puesto que no es una labor al azar, y procuran adaptarse a cada niño o patología).
Habrá quien cuestione la necesidad de que esto sea así. Me atrevería a decir que quien lo haga no ha estado nunca en un sitio donde hay niños enfermos. Porque, ¿qué daño hacen los chistes, canciones y trucos de magia?. Es más, ¿Quién dijo que un hospital tenía que ser un lugar gris y doliente?
viernes, 20 de marzo de 2009
Segundas oportunidades
jueves, 19 de marzo de 2009
Comodidades
miércoles, 18 de marzo de 2009
Mis inicios en Internet
No hace falta decir que no era el único que hacía lo mismo, puesto que las salas de ordenadores siempre estaban llenas y costaba encontrar un ordenador (unos macintosh parecidos al de la foto, con netscape navigator cuando su símbolo era un timón). Además, todo el mundo imprimía de forma exagerada (era gratis), y claro, pronto hubo que limitar lo que se tenía que imprimir (con el tiempo, se acabó derivando la orden de impresión a las copisterías, con lo cual, hay que pagar lo que se imprima).
Al poco, el mismo compañero que me enseñó lo que era Internet, apareció con algo "revolucionario". Un disquette con un programa de chat. No hace falta decir que nuestros buenos ratos pasamos chateando desde esas salas de ordenadores, impidiendo a los buenos estudiantes que hicieran el uso adecuado del material (lo cual era improbable, porque la mitad o más de los que estábamos allí no hacíamos nada útil).
El PC llegó a casa poco después, e Internet todavía un poco más tarde (en 1999). Desde entonces tengo la red para mi full-time, sin tener que esperar a que quede algún aparato libre. Más o menos al mismo tiempo pasó la fiebre del chat, una herramienta que ya no uso (al menos con gente desconocida, claro está, el messenger es otro asunto). Sinembargo, a veces echo la vista atrás y recuerdo con cierto cariño esos ratos en esas salas atestadas y calurosas, o los paseos por el campus en busca de alguna sala de ordenadores con sitio (ahora, con el wifi, cada uno se lleva su portátil y trabaja lo que quiere y donde quiere). El salto desde entonces ha sido enorme, y el espacio de tiempo tampoco ha sido tanto (13 años no es nada). Da unn poco de vértigo, la verdad).
martes, 17 de marzo de 2009
St. Patrick's day
lunes, 16 de marzo de 2009
El triunfo de la mentira
domingo, 15 de marzo de 2009
Jethro Tull. Thick as a Brick
sábado, 14 de marzo de 2009
El anciano, el refresco y la felicidad
Vamos a ver. Se trata de un anuncio, así que el fin último de todo eso es comercial: vendernos un refresco. Refresco que, dada su popularidad e implantación en el mundo, no necesitaría más publicidad, por lo que ha de apelar a ese sentimentalismo new-age tan en boga últimamente, como si de él dependiera nuestra felicidad (no olvidemos que durante un tiempo, los publicistas nos lo vendieron como "la chispa de la vida"). Aderezan la cosa con una música emotiva, un bebé (los muy puñeteros saben que así nos ablandan más) y un entrañable abuelo, y con ello hacen el cóctel en el que nos deslizan esos pseudomensajes que tanto calan.
Señores publicistas: yo no estoy aquí para ser feliz, sino para vivir. Quedarme con lo bueno representa tirar a la basura lo malo, y como el tiempo es escaso y la vida corta, mejor no andar racaneando con lo que nos ha tocado en suerte (porque podríamos llevarnos la triste sorpresa de que, todo lo bueno junto sea más bien poco, eso sin contar lo agridulce, que tanto tiene de bueno como de malo).
En fin, que intento no ver el anuncio de marras, porque hace que me hierva la sangre, y como hay que ser feliz...
viernes, 13 de marzo de 2009
La vampira de Venecia
Dejo aquí el texto de una noticia que ayer publicó "El País" en su edición digital, y que llamó poderosamente mi atención:
"Un equipo de investigadores italianos sostiene que ha encontrado los restos de una vampira en Venecia, enterrada con un ladrillo encajado entre las mandíbulas para evitar que se alimentara de las víctimas de una plaga que azotó la ciudad en el siglo XVI. Matteo Borrini, antropólogo de la Universidad de Florencia, ha señalado que el hallazgo, situado en una pequeña isla de Lazareto Nuevo, en la laguna de Venecia, apoya la teoría de que en tiempos medievales se creía que los vampiros eran los responsables de la propagación de plagas como la Peste Negra.
"Es la primera vez que la arqueología ha conseguido reconstruir el ritual de exorcismo de un vampiro", ha señalado Borrini a Reuters por teléfono. "Esto contribuye (...) a verificar cómo nació el mito de los vampiros". El esqueleto fue desenterrado en una fosa común de la plaga veneciana de 1576, durante la que murió el pintor Tiziano, en Lazareto Nuevo, que se sitúa a tres kilómetros al noreste de Venecia y que fue empleado como un sanatorio para enfermos de la plaga.
La sucesión de plagas que diezmaron Europa entre 1300 y 1700 alimentó la creencia en vampiros, sobre todo debido a que la descomposición de cadáveres no se comprendía bien aún, ha señalado Borrini. Los sepultureros que reabrían las fosas comunes a menudo se encontraban con cuerpos hinchados por gases, con unas cabelleras que seguían creciendo y con sangre que fluía de algunas bocas, lo que les llevaba a creer que muchos fallecidos seguían vivos. Las mortajas que se usaban para cubrir las caras de los muertos a menudo se descomponían debido a las bacterias en la zona de la boca, lo que dejaba al descubierto los dientes de la víctima. De este modo, los vampiros pasaron a ser conocidos como "comedores de mortajas".
Según textos religiosos y médicos medievales, se creía que los no muertos difundían la pestilencia para chupar la vida que aún quedaba en algunos cadáveres. Así se mantenían hasta que conseguían la fuerza suficiente para volver a las calles. "Para matar un vampiro había que retirarle la mortaja de la boca, que era su sustento, como la leche para un bebé, y colocarle algo incomestible", ha precisado Borrini. "Es posible que se haya encontrado otros cadáveres con ladrillos en la boca, pero esta es la primera vez que el ritual ha sido identificado".
Mientras que las leyendas sobre espíritus sedientos de sangre se remontan a miles de años atrás, la figura moderna del vampiro fue condensada en la novela Drácula (1897), del escritor irlandés Bram Stoker, que se basó el folclore del este de Europa del siglo XVIII."
jueves, 12 de marzo de 2009
Filosofía de bar
miércoles, 11 de marzo de 2009
Primavera criminal
lunes, 9 de marzo de 2009
Enfermería y el paciente descuartizado
La progresiva tecnificación y especialización que nuestra sociedad viene mostrando de un tiempo a esta parte, con todas sus ventajas, no deja de traer algunos problemas. Uno de ellos, poco visible pero peligroso y cada vez más presente es el de la fragmentación. Como cada vez sabemos más cosas sobre todo, es preciso dedicarse en exclusiva a un campo del conocimiento. Así, llegamos a una situación en la que cada uno tiene su ámbito y desatiende los demás. Y, más importante aún, se pierde la visión del todo del cual forma parte el área con la que se trabaja, con lo cual no sólo se produce una cierta miopía que nos impide ver más allá de nuestros dominio, sino un descuartizamiento de la realidad, que es, al fin y al cabo, lo que nos importa.
El sistema sanitario no es ajeno a esta dinámica, y vemos como las distintas profesiones que en él se desenvuelven adoptan posiciones cada vez más específicas en relación a los usuarios, que llegan a ser atendidos por distintos profesionales que, en buena medida, a pesar de la retórica del trabajo en equipo, no conjuntan demasiado sus actuaciones y van cada vez más a lo suyo. Y dado el predominio que siempre ha tenido la medicina en la sanidad, todo ha sido organizado con vistas al trabajo del médico: se han dividido los hospitales por especialidades y el conglomerado de técnicas de diagnóstico y tratamiento (quirúrgicas, farmacológicas, o de cualquier otra índole) ocupan casi monopolísticamente el espacio de trabajo. Incluso la introducción de la Atención Primaria, si bien de modo distinto, también se mantiene dentro de estos esquemas, al menos en la práctica.
Con ello se llega a una tremenda paradoja: tenemos una capacidad enorme para tratar enfermedades, pero no nos ocupamos del enfermo. En efecto, alguien puede acudir con una infección o un dolor, y en buena medida podremos resolverle el problema, pero sin que en ello se vea afectado él para nada. Vienen los especialistas, hacen sus valoraciones (utilizando al usuario como un simple medio para averiguar cuál es el problema), pautan su tratamiento, y para casa. Y entre medias, se ha perdido la visión global del enfermo.
Embarcados como estamos en esta deriva descuartizadora de la que hablaba más arriba, que en estos casos resulta más peligrosa, porque cada uno de nosotros es algo más que un conjunto de órganos y de reacciones químicas, supongo que alguien debe situarse en la perspectiva global e integradora que evite que el enfermo quede reducido a una mera masa de parámetros y números a menudo sin relación entre sí. La idea es que ese alguien sea la enfermera.
Para ello, sería precisa ir más allá de la consideración de la enfermedad como algo que se puede medir y calcular, como una mera alteración biológica más o menos reversible. Y ello afectaría, como es lógico, al concepto mismo de salud (que no sería lo que se tiene cuando no se está enfermo) y a la forma de relacionarnos con los usuarios. Bajo esta perspectiva, la enfermería tiene ante sí un campo mucho más amplio que debe obligarnos a salir del hospital y el centro de salud. El gran problema es cómo plantear nuestro trabajo desde esta perspectiva, porque se hace difícil mantener la visión global cuando todo el mundo está metido en sus agujeros, y desde allí apremian y estiran para que se entre en ellos (es más, ya casi no se entiende el mundo si no es de esta forma troceada y envasada). Y más teniendo en cuenta que este enfoque no parece casar muy bien con la idea actual de ciencia.
A pesar de las dificultades, me parece importante no perder esa visión más general y completa del fenómeno de la enfermedad. Porque no debemos olvidar que no hay enfermedades a secas, sino personas enfermas. Así que, si todo el mundo se dedica a estudiar y trabajar la enfermedad, alguien tendrá que preocuparse del enfermo. Vamos, digo, yo.
domingo, 8 de marzo de 2009
sábado, 7 de marzo de 2009
El humor a estudio
Teniendo en cuenta que la risa es algo que nos distingue (¿quién era que decía que el ser humano es el único animal que ríe?), y que en los actos de humor hay una más que interesante torsión de la realidad que abre muchas puertas, no estaría de más que se hicieran estudios profundos acerca del hecho de la risa y del humor, más allá de las frases más o menos ingeniosas y resultonas que se han emitido. Tal vez un buen principio, para conoces bien el fenómeno, sería hacer una antropología del humor. Quizás alguien lo haya hecho, y si nadie ha emprendido la tarea, ya estamos tardando.
viernes, 6 de marzo de 2009
La Nada tras la máscara
Humano, demasiado humano, 405.
jueves, 5 de marzo de 2009
Palma nocturna: Populart
miércoles, 4 de marzo de 2009
Wolfgang Lötzsch
Si nos preguntan por leyendas del ciclismo, todos podríamos citar algunos nombres: Mercx, Indurain o Armstrong serían quizás los que más sonarían. Y si nos piden grandes puertos, Alpe d'Huez, Galibier, Mont Ventoux, Mortirolo o L'Angliru con sus tremendas rampas que son casi paredes. Pocos serán los que hablen de Wolfgang Lötzsch y su gesta, resistir y coronar el muro más difícil, el más duro, el que se creía infranqueable, el Muro de Berlín.
Artículo completo en la revista Kiliedro.
martes, 3 de marzo de 2009
Escatología a la mesa
lunes, 2 de marzo de 2009
Enredos de la red: el caso Potel
Una de las últimas escaramuzas (de las que duelen), ha tenido lugar en Argentina, y ha obligado a cerrar las excelentes páginas Heidegger en castellano y Derrida en castellano que el profesor Horacio Potel mantenía en la red desde hace varios años. En ellas había colgados numerosos textos de los dos autores, que nos han sido de gran utilidad a los que hemos estudiado a estos dos autores. A buen seguro que la mayoría de estudiantes de filosofía del ámbito lingüístico castellano han entrado en ellas y han sacado alguna utilidad. Tan es así, que la red ha empezado a movilizarse a favor de Potel y de sus webs. Hasta donde yo sé, nadie se ha intentado enriquecer con ellas, y simplemente se trataba de hacer accesibles a los estudiantes y estudiosos los textos de estos dos filósofos, con el fin de que sus estudios fueran más completos. La cosa se vuelve más graciosa si tenemos en cuenta que la mayoría de dichos textos eran imposibles de encontrar por su escasa tirada, o por ser antiguos y estar descatalogados. Además, al estar editados en distintas editoriales, estaban muy dispersos, y acceder a ellos era complicado, por lo que el tenerlos ahí juntos y organizados era un lujo para los interesados en estos autores (y más teniendo en cuenta que a veces lo que nos interesa es un capítulo o una parte muy concreta, por lo que tener que adquirir el libro completo a veces es más engorroso que nada).
En resumen, puede que los intereses de las casa editoriales hayan quedado salvaguardados con las medidas judiciales puestas en marcha. Pero ni los estudiantes y estudiosos, ni a la postre el conocimiento de dichos autores se ha visto favorecido. Y, al fin y al cabo, me atrevería a decir que estos autores (para quien no lo sepa, están muertos los dos, así que ya no tienen ningún interés en ganar nada con sus trabajos) trabajaron más bien por el conocimiento que por el enriquecimiento de una editorial.
Para terminar, cuelgo un texto en el que se explica un poco más detalladamente la cuestión:
Estos sitios ofrecían una completa relación de los textos, vida y obra de los tres filósofos, además de fotos, biografías, comentarios y enlaces. El más antiguo es el de Nietzsche, que cuenta desde su inicio y hasta hoy con más de cuatro millones de visitas. El buscador Google sitúa a los tres sitios entre las primeras respuestas a las búsquedas por nombre de los autores.
Potel tomó conocimiento de la denuncia en su contra gracias a la vista de un agente de policía encargado de establecer su domicilo, en el barrio porteño de Montserrat . “Usted sabrá en qué anda” respondió el agente cuando se le preguntó cuál era el motivo de la averiguación.
La causa lleva el número 57.627 y actúan el juzgado en lo criminal de instrucción Nº 37 y la Fiscalía 49. Los imputados son los sitios sobre Heidegger y Derrida, ya que la investigación preliminar realizada por la Unidad Fiscal de investigación de Delitos Tributarios y Contrabando (UFITCO) estableció –gracias a la lectura de la página web denunciada- que el fallecimiento de Friedrich Whilem Nietzsche ocurrió en el año 1900, superando los 70 años establecidos por la ley para la conservación de los derechos de autor.
Potel enfrenta hoy la posibilidad de sufrir la intervención de su teléfono, sus casillas de correo electrónico (obtenidas por UFITCO gracias a los servicios de la empresa Telexplorer, según consta en el expediente) y el allanamiento de su domicilio. Esto último, con el fundamento de “establecer el lugar físico donde se origina el hecho”.
Las páginas Derrida en Castellano y Heidegger en castellano fueron vaciadas de sus contenidos por el propio Potel. Los enlaces que iban a los textos hoy muestran la leyenda “Este sitio ha sido desactivado debido a una acción judicial iniciada por la CÁMARA ARGENTINA DEL LIBRO”
A partir de la publicación de esa leyenda y de una nota informativa en la red social Facebook, la Red empezó a reaccionar. Potel recibe diariamente mensajes de solidaridad de académicos, estudiantes y autores tanto de Argentina como de varios países como Chile, Ecuador, México y España. La mayoría de estos mensajes hacen referencia a la imprescindibilidad de las páginas para el estudio, la investigación y la difusión de las obras de Derrida y Heidegger en países en los que el costo de los libros hace prácticamente imposible su adquisición para miles de estudiantes, además de no estar algunos de ellos disponibles en librerías.
Potel entiende a los sitios como “Bibliotecas públicas on line”. “Nunca lucré ni tuve la intención de lucrar con la publicación de las páginas. En 1999 (cuando empecé con el sitio Nietzsche en Castellano) estaba fascinado por las infinitas posibilidades que la red ofrece para el intercambio de conocimientos.Estos sitios son mi mejor obra, y para mí es trágico haber tenido que removerlos. Son el fruto de muchísimo trabajo y fueron totalmente financiados por mí. No entiendo por qué tanta necesidad punitiva por parte de una corporación (se refiere a la CAL) que dice defender la lectura, la educación y la cultura”.
La Cámara Argentina del Libro cuenta con el cuestionable antecedente de haber hecho allanar la sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA e incluso logró condenar a algunos docentes por hacer que los alumnos fotocopien material bibliográfico. La escena de la policía entrando a Puán es recordada con estupor por muchos miembros de esa comunidad académica».