miércoles, 30 de agosto de 2006

A night at the hospital


Sopor. Los párpados pesan. Los ojos escuecen. Son casi las 5 de la madrugada y el cuerpo pide dormir. Dentro de un rato intentaré dar una cabezadita. Si me dejan, claro, porque nunca se sabe lo que puede pasar. Los cuidados intensivos son una bomba de relojería. En cualquier momento se puede inestabilizar algún enfermo, y pasar de una noche plácida al ajetreo y las carreras. En ese caso el sueño pasaría a un segundo plano, desplazado por la acción. Pero de momento no es el caso. Salgo de la unidad, aviso a las compañeras de que estoy fuera un rato. Los pasillos, llenos de cajas apiladas y aparatos que no tienen ningún otro sitio para ser almacenados. No hay nadie. No se oye nada. Hay zonas oscuras, puertas que llevan a la nada, un fluorescente que parpadea (me digo que habrá que poner un parte a mantenimiento, pero al cabo de medio minuto ya se me ha olvidado). El office está vacío. La mesa llena de restos de comida de los últimos que han ido a hacer un tentempié. La ventana, abierta. Hay una silla debajo. Me asomo, apoyando la rodilla en ella. Hace fresco. El verano empieza a terminar. Fuera está el aparcamiento, casi sin coches. El guardia de seguridad está haciendo una de sus rondas. Llega un taxi, se bajan dos chicas. Parecen extranjeras, y por sus atuendos, vienen de fiesta. Me pregunto qué les habrá ocurrido para que tengan que venir a urgencias. No lo sabré nunca. Bostezo. Contemplo el enorme pino que hay junto al edifcio de los vestuarios, que una vez, en un temporal de viento, más o menos a esta misma hora, dejó caer una de sus ramas. Menos mal que fue de madrugada, porque casi todo el hospital pasa por debajo suyo a la hora de los relevos para irse a cambiar. Algún grillo canta. En el cielo, ninguna nube. Se está de maravilla. Pero el sueño es más poderoso que el bienestar del momento. Vuelvo a bostezar. Creo que me vuelvo a la unidad, a ver si lo dejo todo controlado y puedo dormir un poco. Buenas noches.

2 comentarios:

Cvalda dijo...

Joé, si es que además de salvar gente lo teneis que hacer de noche...jajajaja.

¿Por qué los hospitales se parecen tanto? El de la foto es igual que La Paz, en Madrid...

El Pez Martillo dijo...

Me gusta trabajar de noche. Todo tiene otro ritmo, más reposado.

El hospital de la foto es el mío (bueno, mío no es, me refiero a que es en el que yo trabajo). Y supongo que se parecen porque serán de la misma época o los hizo el mismo arquitecto. También pasa con los colegios, que son bastante parecidos.