Jueves Santo, y Mallorca se dedica a "fer panades (empanadas, de carne de cordero por lo general, con guisantes y eventualmente sobrassada o botifarró), crespells (pastas redondas o con forma de estrella de David o de flor, aunque de un tiempo a esta parte ya se les da cualquier forma) i robiols (parecidas a empanadillas, pero de horno, con pasta gruesa y rellenas de confitura, requesón o crema". Una de esas tradiciones que aún se mantienen en pie, consistente en elaborar los alimentos tradicionales de la Semana Santa/Pascua. Con un componente social importante: las familias/amigos se reúnen para hacerlas. Es fácil ver varias generaciones (por lo general de mujeres) en torno a la mesa preparando la pasta, rellenando, vigilando el horno... Los niños miran, ayudan, juegan alrededor de la escena, en una de esas escenas de comunión grupal sólo comparable a otra de las tradiciones familiares/grupales mallorquinas: ses matances (la matanza del cerdo). Y todo con el olor proveniente del horno que impregna toda la casa.
Si me hablan de Semana Santa, eso es lo que primero viene a mi mente: olor a panades horneándose. Luego ya vienen las procesiones. Y con ellas, ese chirrido de las ruedas al pasar por las calles enceradas por donde han transcurrido las mismas. Ese si que es el sonido de la Semana Santa, más que las saetas o los tambores.
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