Te decían que ganas en seguridad. Pero o se engañaban o te engañaban, si no las dos cosas. Más bien lo que ocurre es que las inseguridades se van trasladando de unos ámbitos a otros. Y luchar contra una debilidad supone abonar el terreno a otras, en una suerte de equilibrio desequilibrante. A no ser que te ciegues y obceques.
Tal vez, en definitiva, madurar sea acomodarse a unas circunstancias, anquilosarse, cual pupila muy bien adaptada a una determinada luz, pero incapaz de ver nada si se la cambian.
2 comentarios:
mmmm... no sé no sé, a lo mejor es que al madurar uno maneja mejor las inseguridades lo que no significa que no las tenga.
Inseguridades que se manejan mejor o que van desapareciendo. Pero otras nuevas surgen o se desequilibran...
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