No es casual que por todas partes aparezcan promesas idílicas, ya sea bajo la forma de paraísos, progresos, naturalezas, Arcadias pasadas y futuras, utopías. El ser humano vive del sentimiento de pérdida. Es el animal que busca, pero que busca porque siente que perdió, que le falta algo. La civilización, la cultura, tiene su origen ahí.
Y no sirve de nada hacerlo notar, ni creer que trayéndolo a un primer plano, se neutralizará la sensación de pérdida. Pero ya sería mucho creer que la carencia es insalvable. Los resultados serían más luminosos.
No hay cura, sólo bálsamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario