martes, 12 de junio de 2007

Difícil


La mayoría de la humanidad es accidental, despreciable, accesoria, inútil, sobra. El problema es que cualquiera podría ser uno de los pocos valiosos, y no hay forma de saberlo.

10 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Yo iría más allá: no sólo es la mayoría de la humanidad prescindible, sino que lo es al completo, que todos estamos en el ajo, no hay nadie (ni el Tigre) que sea irreemplazable. Esto me recuerda esa tradición del misticiasmo judío de los Lamed Wufniks, a la que se refiere Borges (lo saca de Max Brod) en su libro de los seres imaginarios. ¿Conoce usted la historia?

Anónimo dijo...

Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con el doctor, por más que duela asumirlo (convendrán estimados amigos que no es fácil para el ego admitir que ni siquiera uno es irremplazable) la realidad es ésta.
No obstante, también es cierto que en la cotidianeidad de cada uno hay elementos de la humanidad que son significativos para uno, siempre hay personas sueltas que pueden hacer mejor, o al menos, más agradable la vida... ¿Cómo saber quienes son esas personas? Ah! Querido pez, ahí está la gracia, es tarea de cada uno descubrirlo....

Anónimo dijo...

Pd: Espero con ansia los informes, aún no logró creer que llevasen al Tigre al Lorien....

Johannes A. von Horrach dijo...

sasto, que no sirva de precedente esa coincidencia entre ambos, jajaja, aunque hoy no estoy en condiciones para andar a la greña, que estoy un poco delicado, en el primer día del Vía Crucis de 3 meses.

PD: no llevamos al Tigre al Lorien, sino que él nos condujo al Gibson. (se perdió usted the Big Tiger imitando a Sarkozy mamado de vodka en la cumbre del G8. Desternillante)

Jarttita. dijo...

Bueno, la gracia está en que todos somos reemplazables e irremplazables a la vez. Unicos, aunque la vida sigue siempre,falte el que falte.

En unos casos con menos tristeza que en otros..

El Pez Martillo dijo...

Yo me refería más al significado que tenemos cada uno para la humanidad, no tanto a nivel individual. Cada uno de nosotros es importantísimo, único e irremplazable. Y los que nos rodean también, es inevitable. Todos significamos algo algo para alguien, y tenemos nuestro lugar en sus vidas, recuerdos, sentimientos....

Así que ya lo saben, cada uno de ustedes, queridos amigos comentaristas, a su manera y en intensidad diversa, significan algo para mi.

Joer, qué sentimentaloide me ha quedado, deben ser los restos de la purificación de anoche. No, no fuimos a Lorien, pero estuvimos entre Lorien y el Valhalla, lo cual no está tan mal.

Johannes A. von Horrach dijo...

Herr doktor tiene palabra y cumple con su parte:

http://horrach.blogspot.com/2007/06/los-lamed-wufniks.html

El Pez Martillo dijo...

Perfecto, herr doktor, ahora mismo le visito, que ayer, con la resaca y el cansancio de una dura jornada laboral, me olvidé de decirle que no conocía esa historia de la que habla.

Anónimo dijo...

Con permiso (soy recién llegado):

La cuestión sobre si alguien (o muchos, o todos) es reemplazable o irreemplazable es un asunto que tiene trampa, pues la noción de "reemplazable" o "ireemplazable" hace referencia a la utilidad que uno tiene para otros. Alguien es reemplazable o no, siempre en relación a otro.

Es ahí donde está la trampa.

Yo, en vez de pensar en términos de "vida con utilidad", prefiero pensar en términos de "vida con significado", ya que así no hay razón para medir según el criterio de otro. El significado brota de la conciencia individual del sujeto mismo. Y lo grandioso es que el sujeto puede construir ese significado, independientemente del concepto que cualquier otro pueda o no formarse sobre él.

La vida con significado, y más concretamente, la vida con significado propio, es la quintaesencia del auténtico individualismo.

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Afectuosamente,

Ángel Prowler.

El Pez Martillo dijo...

Hola, Ángel, no hace falta que pida permiso, que todo el mundo es bienvenido.

El tema de la irremplazabilidad de las personas ha sido introducido por los comentaristas, y no es la idea que yo pretendí expresar en mi aforismo, aunque en el fondo sí que tiene que ver. Lo que quise decir es que no significamos nada, que, como diría la canción, somos polvo en el viento y que da igual uno que otro, que el mundo seguiría igual sin nosotros.

No veo la trampa en ningún sitio. ¿Es acaso más erróneo el tema de la utilidad que el del significado?. No creo mucho ni en lo uno ni en lo otro. Las relaciones que establecemos con los demás no son de utilidad, sino de dominio (aunque la utilidad es una medida del dominio). Y tampoco me parece bien eso de construir significado y de la individualidad. En la entrada siguiente hablo un poco de eso, de que el Yo es casi más una construcción de los otros que mía propia, porque si hago de mi un Yo, es para un Otro. Por eso mismo el individualismo es algo que no me convence del todo.

Gracias por el comentario y no dude en pasarse por aquí siempre que quiera.