sábado, 27 de septiembre de 2014

Sin rivales

Se tiende a pensar, en un enfrentamiento (dialéctico, deportivo, o en cualquier simple juego), que la victoria ideal es infringir un serio correctivo al otro. Así, se habla de "aplastar", "arrasar", y otros términos por el estilo, que vienen a subrayar esta voluntad aniquiladora de toda oposición. Y se cree que así se demuestra más fuerza, cuando en realidad es al contrario. Pretender no tener rival dice más bien poco de alguien que se desenvuelve en un terreno en el que lo característico y lo deseable es tenerlos. 

Dejar vivos a los demás pudiendo haberlos rematado, ahí hay grandeza. Y riesgo, pero la fuerza la demuestra quien gana corriendo riesgo de perder, no quien se asegura la victoria. 

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