domingo, 11 de diciembre de 2016

Nuestra gestión sentimental

No es algo nuevo, ni siquiera original, pero de un tiempo a esta parte se me ha instalado la idea de que mi generación (más o menos) tiene un  problema con la gestión de sentimientos. Tal vez sea algo sociológico (estar en una zona de fuerte contraste entre los modelos que nos han implantado nuestros mayores y la realidad de la sociedad), o algo más profundo, pero no nos manejamos bien en nuestras relaciones. Puede ser el miedo que nos atenaza en cada vez más campos a toda la sociedad en general y nos paraliza (como nos bloquea en tantos ámbitos), o puede ser que nos hayamos creado un mundo de expectativas exageradas y poco realistas (nuestra masiva exposición a unos medios que nos han inculcado no pocas falsedades). O, sencillamente, que en nuestro mundo hipertecnificado en el que todo está mediado por algún aparato o algoritmo, hayamos perdido la espontaneidad y la fluidez de unos sentimientos que no podemos comandar con un botón, y así nos compliquemos por cosas que en realidad son muy simples, tan simples como dejarnos fluir, a pesar de que duela (algo que también hay que dejar que ocurra). 

2 comentarios:

PENSADORA dijo...

Yo creo que es un poco de todo lo que escribes y también un mucho de poca educación emocional.

Ya sabes de mi teoría del salto evolutivo y que somos ese eslabón de la evolución que soporta el grueso de un cambio para el que no estamos preparados.

También es cierto que nos pensamos que las relaciones tienen que ser como en las películas y esto nos hace sobrevalorar cualquier forma de emoción.

En fin, que relacionarse siempre es complicado, tanto como cada uno de nosotros.

Salud!

El Pez Martillo dijo...

Creo que más que salto es una aceleración, que durante un tiempo (o ya de forma indefinida, porque cuesta ya pensar en un estancamiento) van a ser varias las generaciones que serán eslabón. Nosotros al menos venimos de un mundo que ha sido bastante estable mucho tiempo, pero los que vengan detrás vivirán inmersos en el cambio perpetuo, sin salida y sin meta.

En cualquier caso, sí, nos falta algo y estamos como desorientados.