domingo, 13 de septiembre de 2015

Nuestro vecino del quinto

Tengo un vecino que es para echarle de comer a parte. Capitaliza las reuniones de la comunidad con sus intervenciones y sus salidas de tono. Vocifera, no deja hablar a los demás (sobre todo si opinan contra él), influye en las votaciones, cuestiona el voto de los demás apelando a oscuros intereses... Siempre aparece con un montón de documentos, los esgrime y agita en el aire, y está al tanto de todas las legislaciones vigentes sobre mil y un aspectos de la administración de fincas. No sabemos muy bien a qué se dedica (aunque se le ha preguntado con insistencia, siempre ha salido con evasivas), si es abogado, arquitecto o qué puñetas es, porque ha tratado a otros abogados y arquitectos de inútiles e incluso ha cuestionado que de verdad se hayan sacado el título. 

Hace un par de años, apelando a facturaciones irregulares por parte del administrador ("la administración nos roba"), y con la democracia todo el rato en la boca, promovió una votación para cambiarnos de administrador. La mayoría votó por seguir con el mismo. Entonces la democracia ya no le gustó tanto, y abandonó la reunión entre blasfemias, amenazas y aspavientos. Pasó el tiempo, y hace poco hemos recibido una notificación del administrador anunciando que dejaba de administrarnos y que nos buscáramos un administrador nuevo. Al final ha resultado que este vecino ha seguido malmetiendo por su cuenta, se niega a pagar facturas, y ha influido en otros vecinos para que hagan lo mismo. Es posible que tenga razón y su cuestionamiento de la forma de administrar sea legítimo, pero la cuestión es que con malas artes ha acabado consiguiendo lo que quería. Por cansino, ha logrado que los demás desistan. Y ha conseguido también que se elija al administrador que él quería, en una reunión que fue poco menos que esperpéntica, con una votación que no cuadraba y que se acabó efectuando de forma nominal (lo cual, en vista del personaje en cuestión, me pareció inquietante) y con serias amenazas de ser impuganda. En fin, que nuestro vecino del quinto nos ha metido en un marrón de difícil solución, del que sólo podemos salir al margen de él. Pero él es precisamente el elemento constante, el que enturbia y nubla, el que impide, el extraño. 

Y digo yo: ¿a qué viene todo este rollo?

3 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

No será que trabaja para el nuevo administrador?...

PENSADORA dijo...

Eso mismo pienso yo Sr. Horrach!!

Amigo Pez, sólo necesitan ustedes leerse la ley de propiedad horizontal, es fácil de entender y fácil de rebatir... dénle caña que solo es uno y cobarde... a mí la gente de esta me pone de muy mala leche.

En fin.

Saludicos!

El Pez Martillo dijo...

No, no trabaja para el nuevo administrador (las sospechas salieron en la reunión).Y el tío se enfrentaba al de la vieja administración, que era abogado y le recitaba la ley de memoria, y el tío erre que erre. Hasta ninguneó a un arquitecto que hizo un informe y se lo tiró a la cara.