lunes, 2 de abril de 2012

Superstición hospitalaria

Trabajo en un área altamente tecnificada. Tal vez en una de las que más en la medicina moderna. De algún modo, los que allí trabajamos tenemos acceso a aparatos y técnicas muy punteras (aunque por estar en provincias, algo menos que en otros lugares, es cierto). Ello obliga a que adquiramos conocimientos y destrezas de alto contenido científico. Sin embargo, siempre se acaba colando lo no científico como método casi terapéutico. Y no me refiero a terapias alternativas de escasa fiabilidad, sino a la adopción de supersticiones con las que creemos reportar un beneficio al paciente. 

Me explico. Muy a menudo te ves venir la evolución de algunos. Te dices, "este va a acabar con el aparato x", o "temo que se acabe parando". Por ello, nos adelantamos y preparamos lo que esperamos que no lleguemos a utilizar. Así, cargamos adrenalina en el box del que amenaza parada, o preparamos la máquina de hemofiltración previendo que en breve lo necesitará, pero con la esperanza de que, y así lo reconocemos (cuántas veces no habré oído eso de "prepara x, que si lo tenemos preparado, no hará falta usarlo") al adelantarnos, conjuramos en buena medida el desenlace que tememos. Es una superstición, pero parece que funciona. Claro que no hay forma de saber, una vez lo hemos hecho, qué es lo que habría ocurrido de no hacerlo. 

La cuestión es que, por muy científicos y basados en la evidencia que nos creamos, al final la superstición o lo acientífico se cuela de algún modo. No es que tengamos que dejarnos llevar por ello, por supuesto, ni que haya que desplazar lo evidente por vagas intuiciones. Sólo reconocer que a veces el 2+2 necesita algo de calor.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buenas, Mr. Hammer!

Interesante entrada. Tenga en cuenta que la superstición es algo inherente al ser humano y que lo que comenta no es más que una manifestación más de lo que pasa en el mundo.

Sin embargo, hay una cuestión que quizá se le escape: no todo lo que comenta es producto de la superstición, sino que hay una parte del conocimiento individual, el conocimiento tácito, que nos permite tomar decisiones basándonos en nuestra experiencia personal. O, como solemos llamarlo, el "ojo clínico".

El Pez Martillo dijo...

Muy buenas, estimado Dani!!

Tácito o no, porque muchas veces el estado de un paciente le pone en determinados riesgos, más allá de lo que la experiencia te haya hecho aprender (es decir, que ante un paciente coronario, has de estar alerta para que no surjan complicaciones cardíacas).

La cuestión es que nos adelantamos a las situaciones que no queremos con la voluntad de que no sucedan, precisamente por habernos adelantado a ellas.

Esto de la superstición puede ser porque con ella nos creamos la ficción de que influimos de alguna manera en el devenir de las cosas. Nos aterroriza vernos sobrepasados, en la insignificancia del que no puede hacer nada ante una situación. Y aunque la ciencia y la técnica nos permite influir más certeramente, nunca es suficiente.

Saludos.